"Sólo
                                                con el Gran Arcano
                                                podemos ser salvos y
                                                recibir el nombre del
                                                Padre en la frente. El
                                                pueblo de Sión, es el
                                                pueblo de Israel
                                                (espiritual de Dios).
                                                Este pueblo está formado
                                                por todos aquellos que
                                                practican magia sexual
                                                (pueblo de castidad)." (Enseñanzas
                                                  de nuestro Venerable y
                                                  Amado Maestro Samael
                                                  Aun Weor). 
                                            
                                           
                                            
                                          
                                          PROFECÍA DE 
                                            LAS SETENTA SEMANAS 
                                            DEL PROFETA DANIEL 
                                           
                                          ¿Quién es el
                                            Profeta Daniel?
                                          El
                                            significado del Nombre del
                                            Profeta "Daniel" es: "Dios
                                            es mi Juez", "Juez de Dios".
                                          El Profeta
                                            Daniel era de una familia
                                            noble de Judá. Fue llevado a
                                            Babilonia por el año 605
                                            antes de nuestra Era
                                            Cristiana. Nabucodonosor
                                            ataca a Jerusalén. Daniel es
                                            llevado cautivo a Babilonia.
                                            y educado en la corte de
                                            Nabucodonosor. Estuvo en los
                                            gobiernos de Nabucodonosor,
                                            Belsasar, Darío el Medo, y
                                            por lo menos hasta el Tercer
                                            Año del Rey Ciro (536
                                            anterior a nuestra Era
                                            Cristiana.) Volvió a
                                            Jerusalem con los Cautivos
                                            por el Decreto de Ciro,
                                            según una tradición
                                            Rabínica...
                                          En la Obra
                                            titulada "Vidas de los
                                            Profetas", del siglo I de
                                            nuestra Era Cristiana, está
                                            escrito sobre El Profeta
                                            Daniel: 
                                          
                                            "4. 1 Era
                                              de la tribu de Judá, de
                                              una familia que se
                                              distinguía por su servicio
                                              al Rey; pero siendo aún
                                              infante, fue deportado de
                                              Judea al país de los
                                              caldeos. Había nacido en
                                              Bet-Jorón de arriba..."
                                          
                                          A
                                            diferencia de otros Textos,
                                            que lo presentan como un
                                            joven, esta antigua obra,
                                            dice que cuando fue llevado
                                            en cautiverio a Babilonia,
                                            era un "infante"... es decir
                                            un "niño de corta edad"...
                                            Si es que se interpreta
                                            literalmente... Pues
                                            esotéricamente, los términos
                                            "Infante", "Niño", "Joven",
                                            tienen otros significados.
                                          Nuestro
                                            Señor Jesús El Cristo, da
                                            Testimonio del Profeta
                                            Daniel, y de Sus Palabras:
                                          
                                            "Empero
                                              cuando viereis la
                                              abominación de
                                              asolamiento, que fué dicha
                                                por el profeta Daniel,
                                              que estará donde no debe
                                              (el que lee, entienda),
                                              entonces los que estén en
                                              Judea huyan á los
                                              montes;..." (Marcos,
                                                13. 14). (Mateo. 24.
                                                15).
                                          
                                           El Profeta
                                            Daniel fue un Judío
                                            desterrado en Babilonia en
                                            el Siglo VI antes de nuestra
                                            Era Cristiana.
                                          
                                          
                                            El Alma del
                                              Profeta Daniel 
                                          
                                          En la época
                                            del Judaísmo Rabínico del
                                            Siglo II de nuestra Era
                                            Cristiana, estaba
                                            reencarnada el Alma del
                                            Profeta "Daniel" en el Gran
                                            Rabino Iluminado Simeón Ben
                                            Yojai. Debido a
                                            persecuciones que atentaban
                                            contra su vida, y contra la
                                            vida de su hijo Eleazar, se
                                            refugiaron en una gruta
                                            durante trece años. En este
                                            ocultamiento, fueron
                                            Instruidos por el Profeta
                                            Elías y por el Profeta
                                            Moisés. Simeón Ben Yojai
                                            transmitió su Sabiduría a su
                                            hijo Eleazar y a sus
                                            discípulos. Las enseñanzas
                                            recibidas fueron más tarde
                                            escritas para dar forma a
                                            los volúmenes de "El Zóhar".
                                            Sus últimas enseñanzas están
                                            escritas en el "Ha Idra Zuta
                                            Qadisha" o "La Asamblea
                                            Sagrada Menor", Obra
                                            Esotérica que forma parte de
                                            los Libros de "El Zóhar". Se
                                            enseña al final de la Obra,
                                            que el Alma del Profeta
                                            Daniel es la misma Alma
                                            Reencarnada en el Rabbí
                                            Simeón Ben Yojai:
                                          
                                            "...
                                              Cuando el ataúd sepulcral
                                              fue abierto, él (es decir,
                                              el cuerpo de Rabbí
                                              Schimeón) se elevó por los
                                              aires envuelto y rodeado
                                              por un fuego flameante."
                                              
                                              "Y una Voz fué oída
                                              (diciendo): "Venid y
                                              reuniros todos, y entrad a
                                              las nupcias de Rabbí
                                              Schimeón. Tal y como está
                                              escrito en Isaías, 57.2:
                                              "Dejadle entrar en paz; y
                                              dejad que descanse en su
                                              cama, porque es Uno que
                                              está andando rectamente".
                                              
                                              "Cuando él fue llevado
                                              dentro de su cueva
                                              sepulcral, una Voz se
                                              escuchó en la cueva que
                                              decía: "Este es Él, quien
                                              disturbó a la tierra, e
                                              hizo temblar a los
                                              reinados".
                                              
                                              "¡Cuántas libertades son
                                              almacenadas en el cielo
                                              para Ti!"
                                            "Este es
                                              Rabbí Schimeon Ben Yojai,
                                              aquel que glorificó a Su
                                              Señor todos los días de su
                                              vida. ¡Bendita sea su
                                              porción, arriba y abajo!"
                                              
                                              ¡Cuántos tesoros se
                                              encuentran reservados para
                                              él!"
                                              
                                              "Concerniente a él, está
                                              escrito, en Daniel, 12.13:
                                              
                                              "Y en cuanto a tí mismo,
                                              ve hacia el fin; y
                                              descansarás, pero te
                                                pondrás de pie para tu
                                                porción al fin de los
                                                días".
                                              
                                              "Y hasta aquí llega la
                                              Asamblea Sagrada Menor."
                                              (Capítulo XXII, 781-787).
                                          
                                          Lo mismo
                                            está escrito de Daniel, en
                                            "El Zóhar", Sección "Noé:
                                          
                                            "... El
                                              Santo, Bendito Sea, dijo a
                                              Daniel: "Andarás
                                                hasta el fin, y
                                              descansarás" (Daniel
                                              12.13). Daniel preguntó:
                                              
                                              "¿Descansar en este mundo
                                              o en el otro mundo?"
                                              "Descansar en el otro
                                              mundo", fue la respuesta.
                                              En efecto, está dicho
                                              "ellos descansarán en sus
                                              camas" (Isaías 57.2). "Y
                                                te levantarás para tu
                                                suerte en
                                                el fin de los días
                                                postreros..."
                                            "Daniel
                                              preguntó: “¿Estaré yo
                                              entre los resurrectos, o
                                              no?” Dios respondió: “Y tú
                                              te levantarás” Daniel dijo
                                              entonces: “Sé muy bien que
                                              los muertos se levantarán
                                              en varias clases, algunos
                                              justos y algunos malvados,
                                              pero no sé entre cuáles yo
                                              me encontraré” Dios
                                              respondió: “Para tu
                                              suerte”. Daniel dijo
                                              entonces: “Como hay un fin
                                              derecho y un fin
                                              izquierdo, no sé si iré al
                                              fin de la derecha o a los
                                              días postreros”. La
                                              respuesta fue: “Al fin de
                                              la derecha”. De manera
                                              similar, David dijo al
                                              Santo, Bendito Sea: “Hazme
                                              conocer mi fin”, es decir,
                                              quería saber a que fin
                                              estaba destinado, y su
                                              mente no descansó hasta
                                              que hubo buenas noticias:
                                              “Sentado a mi
                                                derecha”
                                              (Salmos CX, 1.) (El Zohar,
                                              Volumen I, Sección "Noé".)
                                            
                                          
                                          Isaac Luria
                                            enseña que Simeón ben Yojai
                                            fue una reencarnación del
                                            Alma del Profeta Moisés,
                                            proveniente del nivel más
                                            elevado de Adam, del Padre,
                                            del Anciano de los Días,
                                            donde dice: 
                                          
                                            "Moisés
                                              nuestro Maestro ... vino
                                              desde el primero y más
                                              elevado nivel de Adam.
                                              Asimismo el Rabbí Hamnuna
                                              Sabba, mencionado en el
                                              Zohar,... y Rabbí Eliézer
                                              el Grande, Rabbí Shimon
                                              ben Yojai, y Rabbí Yehuda
                                              HaNasi, ... llamado
                                              "Nuestro Rabino HaKodesh",
                                              fueron también del nivel
                                              de Moisés nuestro Rabino."
                                                ("La Puerta de las
                                                Reencarnaciones", de
                                                Isaac Luria”.
                                                "Introducción Treinta y
                                                Seis".)
                                          
                                          El Profeta
                                            Moisés, el Profeta Daniel, y
                                            el Rabino Simeón ben Yojai,
                                            al provenir de la parte más
                                            elevada del Alma de Adam
                                            Kadmon o el Anciano de los
                                            Días, son en realidad, la
                                            misma Alma reencarnada, pero
                                            en diferentes niveles o
                                            grados de manifestación.
                                            
                                            De acuerdo a las enseñanzas
                                            esotéricas Hebreas, aquí
                                            consignadas, el Alma del
                                            Profeta Daniel, estuvo
                                            reencarnada en el siglo II
                                            de nuestra era Cristiana en
                                            el Gran Rabino Simeón Ben
                                            Yojai quien fue una
                                            reencarnación del Alma del
                                            profeta Moisés.
                                          
                                            "En el fin
                                              de los días Dios
                                              restaurará a los hijos de
                                              Israel la Tierra Santa y
                                              los reunirá desde el
                                              exilio. Este "fin de los
                                              días" es "los días
                                              postreros" frecuentemente
                                              mencionados en la
                                              Escritura, que es también
                                              un nombre para la
                                              Comunidad de Israel en
                                              exilio Con esta el Santo,
                                              Bendito Sea, ejecutará, y
                                              El también la restaurará a
                                              su lugar, como está
                                              escrito, "Y acontecerá que
                                              en los postreros días, el
                                              monte de la casa del Señor
                                              será establecido...".
                                              (Isaías II, 2.) (El Zohar,
                                              Volumen V, Sección
                                              "Vaetjanán").
                                          
                                          "El fin de
                                            los días" esotéricamente
                                            significa la Resurrección
                                            Esotérica. 
                                          Los "Hijos
                                            de Israel" son los Iniciados
                                            Cristificados "el resto",
                                            "el remanente". 
                                          "La Tierra
                                            Santa" es la Shejináh.
                                          En otro
                                            significado, "los postreros
                                            días" son estos días en los
                                            que ahora estamos, que son
                                            "el final de los tiempos". 
                                          El "Libro
                                            de Daniel" Anuncia,
                                            Profetiza, con una Sabiduría
                                            y Exactitud Admirables, la
                                            Llegada, Obra y Misión
                                            Redentora y Salvadora, para
                                            toda la Humanidad, del
                                            Mesías Supremo, del Profeta
                                            prometido por Dios a Moisés,
                                            "igual que" Dios, ("Profeta
                                            de en medio de ti, de tus
                                            hermanos, igual que Yo, te
                                            levantará YHVH tu Dios: á él
                                            oiréis:..." Deuteronomio,
                                            18. 15), y que es Nuestro
                                            Señor Jesús El Cristo, en la
                                            "Visión" de las "Setenta
                                            Semanas", cuyos Textos
                                            Sagrados transcribimos a
                                            continuación:
                                          
                                            "Aun
                                              estaba hablando en
                                              oración, y aquel varón
                                              Gabriel, al cual había
                                              visto en visión al
                                              principio, volando con
                                              presteza, me tocó como á
                                              la hora del sacrificio de
                                              la tarde.
                                              
                                              E hízome entender, y habló
                                              conmigo, y dijo: Daniel,
                                              ahora he salido para
                                              hacerte entender la
                                              declaración. Al principio
                                              de tus ruegos salió la
                                              palabra, y yo he venido
                                              para enseñártela, porque
                                              tú eres varón de deseos.
                                              Entiende pues la palabra,
                                              y entiende la visión.
                                            Setenta
                                                semanas están
                                              determinadas sobre tu
                                              pueblo y sobre tu santa
                                              ciudad, para acabar la
                                              prevaricación, y concluir
                                              el pecado, y expiar la
                                              iniquidad; y para traer la
                                              justicia de los siglos, y
                                              sellar la visión y la
                                              profecía, y ungir al Santo
                                              de los Santos.
                                              
                                              Sepas pues y entiendas,
                                              que desde la salida de la
                                              palabra para restaurar y
                                              edificar á Jerusalem hasta
                                              el Mesías Príncipe, habrá
                                              siete semanas, y
                                                sesenta y dos semanas;
                                              tornaráse á edificar la
                                              plaza y el muro en tiempos
                                              angustiosos.
                                              
                                              Y después de las
                                                sesenta y dos semanas
                                              se quitará la vida al
                                              Mesías, y no por sí: y el
                                              pueblo de un príncipe que
                                              ha de venir, destruirá á
                                              la ciudad y el santuario;
                                              con inundación será el fin
                                              de ella, y hasta el fin de
                                              la guerra será talada con
                                              asolamientos.
                                              
                                              Y en otra semana
                                              confirmará el pacto á
                                              muchos, y á la
                                                mitad de la semana
                                              hará cesar el sacrificio y
                                              la ofrenda: después
                                                con la muchedumbre de
                                                las abominaciones será
                                                el desolar, y esto hasta
                                                una entera consumación;
                                              y derramaráse la ya
                                              determinada sobre el
                                              pueblo asolado. (Daniel,
                                              9.21-27).
                                          
                                          En esta
                                            Visión Profética de Daniel
                                            de las "Setenta Semanas", se
                                            hace mención, primero, a
                                            "siete semanas"; segundo a
                                            "sesenta y dos semanas";
                                            tercero "a la mitad" de
                                            "otra semana"… En total:
                                            sesenta y nueve semanas y la
                                            mitad de una semana.
                                          Es decir:
                                              "tiempo" ("siete
                                              semanas"), "tiempos"
                                              ("sesenta y dos semanas"),
                                              "y la mitad" ("la mitad de
                                              la semana")…
                                              "… tiempo, tiempos, y la
                                              mitad…"
                                            
                                            (Daniel, 12. 7), tiene, como
                                            toda Alegoría Bíblica,
                                            varias Claves para su
                                            Interpretación...
                                          Porque en
                                            otra Clave, "tiempo, tiempos
                                            y la mitad" de un tiempo, se
                                            refiere a las Edades de Oro,
                                            Plata, Cobre y Hierro, de
                                            cada Raza Raíz, Cobre y
                                            Hierro, de cada Raza Raíz,
                                            como nos lo explica nuestro
                                            Venerable y Amado Maestro
                                            Samael Aun Weor.
                                            
                                            En otra Explicación
                                            Esotérica, "tiempo, tiempos,
                                            y la mitad" de un Tiempo, se
                                            refiere al Matrimonio entre
                                            el Alma Humana y el Alma
                                            Divina, como nos lo enseña
                                            nuestro Venerable y Amado
                                            Maestro Samael Aun Weor en
                                            Su Grandiosa Obra "Las Tres
                                            Montañas".
                                            
                                            Hay otra explicación que
                                            también nos da nuestro
                                            Venerable y Amado Maestro
                                            Samael Aun Weor sobre
                                            "tiempo, tiempos, y la
                                            mitad" de un tiempo,
                                            relacionada con las
                                            "Vírgenes del Nirvana",
                                            encarnadas en la Tierra,
                                            como lo enseña nuestro
                                            Venerable y Amado Maestro
                                            Samael Aun Weor en Su
                                            Preciosa Obra "El Mensaje de
                                            Acuario".
                                            
                                            Otra explicación es de la
                                            cual estamos dando
                                            Testimonios en la
                                            Interpretación de la
                                            Profecía de las "Setenta
                                            Semanas" del Profeta Daniel.
                                          
                                            Palabras
                                              selladas "hasta una entera
                                              consumación": hasta el
                                              tiempo del cumplimiento…
                                              Tiempo del cual está
                                              escrito: "Y tú irás al
                                              fin, y reposarás, y te
                                              levantarás en tu suerte al
                                              fin de los días." (Daniel,
                                              12. 13).
                                            "Y dijo:
                                              Anda, Daniel, que estas
                                              palabras están cerradas y
                                              selladas hasta el tiempo
                                              del cumplimiento…"
                                              (Daniel, 12. 9). Es decir,
                                              hasta el tiempo de "una
                                              entera consumación…"
                                              Cuando se cumpla la
                                              Expiación de "… la
                                              iniquidad; y para traer la
                                              justicia de los siglos, y
                                              sellar la visión y la
                                              profecía, y ungir al Santo
                                              de los Santos…" Y hasta la
                                              "Restauración" de
                                              "Jerusalem", del "Templo",
                                              y del "Muro del Templo"…
                                              en los Tiempos del Fin… 
                                          
                                          "El final de
                                            los tiempos" es el final de
                                            las "Setenta Semanas" del
                                            libro del Profeta Daniel. 
                                          "Los
                                            tiempos", son: "tiempo,
                                            tiempos y la mitad". 
                                          "La mitad"
                                            significa "la mitad" de un
                                            tiempo, lo cual indica que
                                            queda otra "mitad". 
                                          Esta última
                                            "mitad" es la completitud de
                                            "el final de los tiempos" de
                                            las "Setenta Semanas".
                                          "Tiempo,
                                            tiempos, y la mitad", o
                                            sesenta y nueve "Semanas" y
                                            "la mitad" de una "Semana",
                                            que se cumplieron en la
                                            Vida, Pasión, Muerte y
                                            Resurrección de nuestro
                                            Señor Jesús El Cristo. 
                                          Quedando
                                            reservada la otra "mitad" de
                                            la última de las Setenta
                                            Semanas, para "el final de
                                            los tiempos".
                                          La "mitad"
                                            de una "Semana" son "tres
                                            días y medio"...
                                           Estos son
                                            "los tres días y medio"
                                            previos a la Resurrección de
                                            "los dos testigos" del
                                            Apocalipsis, los que una vez
                                            resucitados "se alzaron
                                            sobre sus pies,..." Es
                                            decir, encarnaron al
                                            Espíritu Santo, a Bináh, el
                                            Tercer Logos.
                                          Estos "tres
                                            días y medio" o "la mitad"
                                            de la última "Semana" es
                                            todo el tiempo de los
                                            procesos esotéricos de la
                                            Resurrección Esotérica de
                                            "los dos testigos", tanto a
                                            nivel dentro de cada
                                            Iniciado, como en los Dos
                                            Profetas Elías y Moisés. 
                                          La
                                            Resurrección del Primer
                                            Testigo que es el Profeta
                                            Elías reencarnado en nuestro
                                            Venerable y Amado Maestro
                                            Rabolú, ya aconteció. 
                                          Cuando
                                            resucite de entre los
                                            Muertos el Segundo Testigo
                                            del Apocalipsis que es el
                                            Profeta Moisés reencarnado
                                            en el V.M. Thoth-Moisés, se
                                            habrá dado cumplimiento en
                                            el segundo y último Testigo
                                            del Apocalipsis, a las
                                            "Setenta Semanas".
                                          
                                            "Setenta
                                                semanas están
                                              determinadas sobre tu
                                              pueblo y sobre tu santa
                                              ciudad, para acabar la
                                              prevaricación, y
                                                concluir el pecado, y
                                                expiar la iniquidad;
                                              y para traer la
                                                justicia [del
                                                Anciano] de
                                                los siglos, y
                                              sellar la visión y la
                                              profecía, y ungir
                                                al Santo de los santos..."
                                              (Libro del Profeta Daniel,
                                              capítulo 9). 
                                            "Y yo,
                                              Daniel, miré, y he aquí
                                              otros dos que estaban, el
                                              uno de esta parte á la
                                              orilla del río, y el otro
                                              de la otra parte á la
                                              orilla del río. Y dijo uno
                                              al varón vestido de
                                              lienzos, que estaba sobre
                                              las aguas del río: ¿Cuándo
                                              será el fin de estas
                                              maravillas? Y oía al varón
                                              vestido de lienzos, que
                                              estaba sobre las aguas del
                                              río, el cual alzó su
                                              diestra y su siniestra al
                                              cielo, y juró por el
                                              Viviente en los siglos,
                                              que será por tiempo,
                                                tiempos, y la mitad.
                                              Y cuando se acabare el
                                              esparcimiento del
                                              escuadrón del pueblo
                                              santo, todas estas cosas
                                              serán cumplidas." (Libro
                                                del Profeta Daniel,
                                                capítulo 12). 
                                          
                                          Las
                                            "Setenta Semanas", son
                                            "490"días…"490" años…
                                          Con la
                                            "consumación" de La Pasión
                                            de Nuestro Señor Jesús El
                                            Cristo, se cumplieron
                                            sesenta y nueve semanas y la
                                            mitad de una semana… es
                                            decir, "486.5" Años… 
                                          Quedan, por
                                            lo tanto "3.5" Años… o la
                                            "mitad" de la última
                                            "Semana", ("tres días y
                                            medio"), para completar los
                                            "490" Años… reservados para
                                            el Profeta Daniel en los
                                            Tiempos del fin, "en la
                                            última Generación"... y en
                                            la cual el Profeta Daniel,
                                            como Shilóh, Moisés, Henoch,
                                            el Maestro de Justicia,
                                            Simeón ben Yojai, se levanta
                                            en su "suerte al fin de los
                                            días." (Daniel, 12, 1-13).
                                          
                                            "Este es
                                              Rabbí Schimeon Ben Yojai,
                                              aquel que glorificó a Su
                                              Señor todos los días de su
                                              vida. ¡Bendita sea su
                                              porción, arriba y abajo!"
                                            ¡Cuántos
                                              tesoros se encuentran
                                              reservados para él!"
                                            "Concerniente
                                              a él, está escrito, en
                                              Daniel, 12.13:
                                            "Y en
                                              cuanto a tí mismo, ve
                                              hacia el fin; y
                                              descansarás, pero te
                                              pondrás de pie para tu
                                              porción al fin de los
                                              días".
                                            "Y hasta
                                              aquí llega la Asamblea
                                              Sagrada Menor."
                                              (Capítulo XXII, 781-787).
                                            
                                          
                                          Cumplimiento
                                            de la Visión Profética de
                                            Daniel de 
                                            "Las Setenta Semanas":
                                          En La Profecía de las Setenta
                                          Semanas del Libro de Daniel,
                                          se anunció la Llegada,
                                          Manifestación Y Pasión del
                                          Supremo Mesías en nuestro
                                          Señor Jesús El Cristo, El Hijo
                                          del Hombre como la Encarnación
                                          de El Hijo Unigénito del
                                          Padre.
                                           Y también
                                            la del Profeta Daniel "al
                                            fin de los días".
                                          Cada
                                            "semana" equivale en esta
                                            Profecía (en una de sus
                                            Claves) a siete años, ("día
                                            por año"), lo cual da el
                                            siguiente total: 
                                          70 Semanas,
                                            multiplicado por Siete Días
                                            de Cada Semana, da un total
                                            de 490 Días. 
                                          Y como
                                            quiera que un Día se
                                            corresponde a un año, la
                                            cifra es de 490 años.
                                            
                                            Le dijo Dios al Profeta
                                            Ezequiel:
                                          
                                            "… y
                                              llevarás la maldad de la
                                              Casa de Judá cuarenta
                                              días; día por año,
                                              día por año te he dado…"
                                              (Ezequiel 4:6).
                                              
                                                Setenta semanas: Siete
                                                semanas… (Tiempo)… (49
                                                años). 
                                            Y sesenta
                                              y dos semanas… (Tiempos)…
                                              (434 años). 
                                            Y la mitad
                                              de una semana… (La Mitad)…
                                              (3.5 años, tres años y
                                              medio).
                                          
                                          Queda "la
                                            mitad" de la última Semana,
                                            para el cumplimiento de las
                                            Setenta Semanas, reservada
                                            para los Tiempos del Fin. 
                                          La "mitad"
                                            de una Semana son Tres días
                                            y medio; es decir: un día
                                            "tiempo"... dos días
                                            "tiempos"... "la mitad" de
                                            un día "la mitad".
                                          La primera
                                            parte de la Profecía de Las
                                            Setenta Semanas (Siete,
                                            Sesenta y Dos, y Media; o
                                            Sesenta y Nueve Semanas y la
                                            Mitad de una Semana),
                                            cuentan a partir de la fecha
                                            del Decreto de Artajerjes a
                                            Esdras, en el año 457
                                            anterior a nuestra Era
                                            Cristiana... 
                                          Tengamos en
                                            cuenta, que es en el Libro
                                            de Esdras donde se habla del
                                            Profeta Daniel en Su Nombre
                                            de "Sesbassar"...
                                          
                                            "... este
                                              es el traslado de la carta
                                              que dió el rey Artajerjes
                                              á Esdras, sacerdote
                                              escriba,.. Artajerjes,
                                                rey de los reyes, á
                                                Esdras sacerdote,
                                                escriba perfecto de la
                                                ley del Dios del cielo:
                                              Salud, etc.
                                              
                                              Por mí es dado
                                                mandamiento, que
                                                cualquiera que quisiere
                                                en mi reino, del pueblo
                                                de Israel y de sus
                                                sacerdotes y Levitas, ir
                                                contigo á Jerusalem,
                                                vaya. Porque de
                                              parte del rey y de sus
                                              siete consultores eres
                                              enviado á visitar á Judea
                                              y á Jerusalem, conforme á
                                              la ley de tu Dios que está
                                              en tu mano; Y á llevar la
                                              plata y el oro que el rey
                                              y sus consultores
                                              voluntariamente ofrecen al
                                              Dios de Israel, cuya
                                              morada está en Jerusalem;
                                              Y toda la plata y el oro
                                              que hallares en toda la
                                              provincia de Babilonia,
                                              con las ofrendas
                                              voluntarias del pueblo y
                                              de los sacerdotes, que de
                                              su voluntad ofrecieren
                                              para la casa de su Dios
                                              que está en Jerusalem.".
                                              (Esdras, 7. 10-16).
                                          
                                          Es
                                            necesario tener en cuenta
                                            que "restaurar y edificar á
                                            Jerusalem" y "edificar la
                                            plaza y el muro en tiempos
                                            angustiosos...", tiene un
                                            Significado Espiritual,
                                            Interno, como hemos visto en
                                            explicaciones dadas y
                                            documentadas con Textos
                                            Sagrados, en párrafos
                                            anteriores, y que en
                                            síntesis traemos nuevamente
                                            aquí:
                                            
                                            El Rabbí Abba, hablando a
                                            nombre del Rabbí Simeón Ben
                                            Yojai (el Propio Profeta
                                            Daniel Reencarnado...),
                                            dice:
                                          
                                            "148) ...
                                              En los días de Ezra, (o,
                                              Esdras) debido al pecado,
                                              ellos tuvieron que
                                              reconstruir el Templo, por
                                              lo cual no tuvo una
                                              existencia perdurable, y
                                              hasta ahora, el primer
                                              edificio del Eterno,
                                              Bendito Sea, no ha estado
                                              ubicado en el mundo, pero
                                                en relación al futuro
                                                está escrito: "El
                                                Eterno, es el
                                                Constructor de Jerusalem"
                                              (Salmos 147: 2), esto
                                                es, Él, El Eterno,
                                                Nuestro Dios,
                                                construirá, y nadie más.
                                                Ese edificio es el que
                                                estamos esperando, y no
                                                una estructura hecha por
                                                el hombre, que no tiene
                                                permanencia..."
                                              
                                              "151) Hasta ahora esto no
                                              ha ocurrido en el mundo,
                                              pues ni la Ciudad de
                                              Jerusalem será el
                                              resultado de las
                                              habilidades del hombre, ya
                                              que está escrito: "Porque
                                              Yo, dice el Eterno, seré
                                              para ella muro de fuego en
                                              derredor, y la Gloria en
                                              medio de ella." (Zacarías,
                                              2: 5). Si esto está
                                              escrito acerca de la
                                              ciudad, ¿cuánto más será
                                              el caso del Templo, que es
                                              Su Morada? Y esta
                                                acción del Eterno,
                                                Bendito Sea, debió ser
                                                aparente al principio,
                                                cuando Israel salió de
                                                Egipto, pero fue
                                                retrasada para el Fin de
                                                los Días para la
                                                Redención Final." (El
                                                Zohar, "Parashát
                                                Pinjas", Tomo I,
                                                147-151).
                                              
                                              "...
                                                Yo derribaré este templo
                                                que es hecho de mano, y
                                                en tres días edificaré
                                                otro hecho sin mano..."
                                                (Marcos, 14. 58).
                                            "...
                                              Destruid este templo, y en
                                              tres días lo levantaré..."
                                              (Juan, 2, 19).
                                            "... Y sin
                                              parábola no les hablaba;
                                              mas á sus discípulos en
                                              particular declaraba
                                              todo..." (Marcos, 4, 34).
                                            
                                          
                                          Nuestro
                                            Señor Jesús el Cristo, el
                                            Eterno, el Santo, Bendito
                                            Sea, en una explicación se
                                            refiere a Sus Procesos
                                            Internos, Esotéricos de
                                            Muerte y Resurrección. En
                                            otra explicación a los "Tres
                                            Días" o Tres Trabajos
                                            Esotéricos que todo Iniciado
                                            tiene que Realizar en Las
                                            Tres Montañas. En otra
                                            explicación, se refiere al
                                            Templo que prometió
                                            construir sobre la Piedra
                                            Fundamental de Su Iglesia
                                            Interior (no física), y de
                                            la cual El Cristo dice:
                                          
                                            " Mas yo
                                              también te digo, que tú
                                                eres Pedro, y sobre esta
                                                piedra edificaré mi
                                                iglesia; y las
                                              puertas del infierno no
                                              prevalecerán contra ella.
                                              Y á ti daré las llaves del
                                              reino de los cielos; y
                                              todo lo que ligares en la
                                              tierra será ligado en los
                                              cielos; y todo lo que
                                              desatares en la tierra
                                              será desatado en los
                                              cielos." (Mateo, 16,
                                              18-19).
                                              
                                              "... Y esta acción del
                                              Eterno, Bendito Sea, debió
                                              ser aparente al principio,
                                              cuando Israel salió de
                                              Egipto, pero fue
                                                retrasada para el Fin de
                                                los Días para la
                                                Redención Final."
                                              (El Zohar, "Parashát
                                              Pinjas", Tomo I, 147
                                              -151).
                                            "La piedra
                                              angular de la "Gran Obra"
                                              es LUCIFER-NAHUATL. Sobre
                                                esta piedra Maestra,
                                                ubicada por los Sabios
                                                en el fondo mismo de
                                                nuestro sistema sexual,
                                                el Gran Kabir Jesús
                                                edificó su Iglesia..."
                                              
                                              "La Piedra Bruta antes de
                                              ser tallada para la "Gran
                                              Obra", es ciertamente
                                              impura, material y
                                              grosera; motivo intrínseco
                                              por el cual recibe el
                                              nombre de Diablo..." (V.M.
                                              Samael Aun Weor, "La
                                              Doctrina Secreta de
                                              Anáhuac").
                                              
                                              "(Necesitamos blanquear al
                                              Diablo y esto sólo es
                                              posible practicando Magia
                                              Sexual intensamente y
                                              desintegrando al ego.)"
                                              
                                              "(La humanidad tiene
                                              convertido a Lucifer en
                                              Diablo.)"
                                              
                                              "(Cada uno de nosotros
                                              debe blanquear a su Diablo
                                              particular para
                                              convertirlo en Lucifer.)"
                                              
                                              "(Cuando resplandece
                                              Lucifer en nosotros, se
                                              convierte en nuestro
                                              Moisés particular
                                              individual.)"
                                              
                                              "(Dichoso quien se integre
                                              con su propio Moisés.)"
                                              
                                              "(Moisés bajando del Sinaí
                                              con los luminosos cuernos
                                              en su frente, mereció ser
                                              cincelado por Miguel
                                              mereció ser cincelado por
                                              Miguel Ángel.)"
                                              
                                              "(La Doctrina de Moisés es
                                              la Doctrina de Lucifer.)"
                                              (Enseñanzas de nuestro
                                                Venerable y Amado
                                                Maestro Samael Aun Weor,
                                                en "La Pistis Sophía
                                                Develada").
                                              
                                              ("... oh Jerusalem, ciudad
                                              santa:..." … Y el Señor
                                              Dios edificó", es decir,
                                              el Padre y la Madre
                                              construyeron el Hijo, como
                                              está escrito, "Dios
                                                construyó Jerusalem", es
                                                decir, Vav, que es el
                                                Hijo, es construido por
                                                Yod He ("YH"), que son
                                                el Padre y la Madre...
                                              Las palabras "y el Señor
                                              Dios construyó el lado"
                                              también se pueden aplicar
                                              a Moisés,... ") (El
                                                Zohar, Volumen I,
                                                Sección "Bereschit").
                                            "... la
                                                redención de Israel
                                                vendrá por el Poder
                                                Místico de la Letra Vav
                                                (V)..." (El
                                                Zohar, Volumen I,
                                                Sección "Vayerá").
                                          
                                          Tomemos
                                            nuevamente el Texto completo
                                            de las "Setenta Semanas" de
                                            la Visión Profética de
                                            Daniel:
                                          
                                            "Setenta
                                                  semanas están
                                                determinadas sobre tu
                                                pueblo y sobre tu santa
                                                ciudad, para acabar la
                                                prevaricación, y
                                                concluir el pecado, y
                                                expiar la iniquidad; y
                                                para traer la justicia
                                                de los siglos, y sellar
                                                la visión y la profecía,
                                                y ungir al Santo de los
                                                santos. Sepas pues y
                                                entiendas, que desde la
                                                salida de la palabra
                                                para restaurar y
                                                edificar á Jerusalem
                                                hasta el Mesías
                                                Príncipe, habrá siete
                                                  semanas, y sesenta y
                                                  dos semanas;
                                                tornaráse á edificar la
                                                plaza y el muro en
                                                tiempos angustiosos. Y
                                                  después de las sesenta
                                                  y dos semanas
                                                se quitará la vida al
                                                Mesías, y no por sí: y
                                                el pueblo de un príncipe
                                                que ha de venir,
                                                destruirá á la ciudad y
                                                el santuario; con
                                                inundación será el fin
                                                de ella, y hasta el fin
                                                de la guerra será talada
                                                con asolamientos.Y
                                                  en otra semana
                                                confirmará el pacto á
                                                muchos, y á la
                                                  mitad de la semana
                                                hará cesar el sacrificio
                                                y la ofrenda: después
                                                con la muchedumbre de
                                                las abominaciones será
                                                el desolar, y
                                                  esto hasta una entera
                                                  consumación;
                                                y derramaráse la ya
                                                determinada sobre el
                                                pueblo asolado."
                                                (Daniel, 9, 24-27).
                                            
                                          
                                          La primera
                                            parte de la Profecía de Las
                                            Setenta Semanas (Siete,
                                            Sesenta y Dos, y Media; o
                                            Sesenta y Nueve Semanas y la
                                            Mitad de una Semana),
                                            cuentan a partir de la fecha
                                            del Decreto de Artajerjes a
                                            Esdras, en el año 457
                                            anterior a nuestra Era
                                            Cristiana.
                                            
                                            El Viernes Santo, el catorce
                                            de "nisan", el primer mes
                                            del calendario judío: 
                                          
                                            "En el
                                                mes primero, a los
                                                catorce del mes, entre
                                                las dos tardes, pascua
                                                es de YHVH" (Lev. 23:5).
                                            
                                            "… Y
                                              después de las sesenta y
                                              dos semanas se quitará la
                                              vida al Mesías, y no por
                                              sí:…" (Daniel, 9, 26).
                                          
                                          Nuestro
                                            Señor Jesús El Cristo no
                                            debió de haber sido
                                            ejecutado, todo debía de
                                            cumplirse solamente como Un
                                            Drama Público, para dar la
                                            Enseñanza del Proceso
                                            Iniciático-Esotérico de la
                                            Cristificación Interior,
                                            dentro de cada Ser... Así lo
                                            declara el Apóstol Pablo:
                                          
                                            "Mas
                                              hablamos sabiduría de Dios
                                              en misterio, la sabiduría
                                              oculta, la cual Dios
                                              predestinó antes de los
                                              siglos para nuestra
                                              gloria: La que ninguno de
                                              los príncipes de este
                                              siglo conoció; porque
                                                si la hubieran conocido,
                                                nunca hubieran
                                                crucificado al Señor de
                                                gloria:..." (1
                                              Corintios, 2, 7-8).
                                          
                                          Todo debió
                                            de haber sucedido como
                                            estaba Anunciado y
                                            Pre-Figurado en los
                                            siguientes Textos Sagrados
                                            del Libro del Génesis:
                                          
                                            "1 Y
                                                Aconteció después de
                                                estas cosas, que tentó
                                                Dios á Abraham, y le
                                                dijo: Abraham. Y él
                                                respondió: Heme aquí. 2
                                                Y dijo: Toma ahora tu
                                                hijo, tu único, Isaac, á
                                                quien amas, y vete á
                                                tierra de Moriah, y
                                                ofrécelo allí en
                                                holocausto sobre uno de
                                                los montes que yo te
                                                diré. 3 Y Abraham se
                                                levantó muy de mañana, y
                                                enalbardó su asno, y
                                                tomó consigo dos mozos
                                                suyos, y á Isaac su
                                                hijo: y cortó leña para
                                                el holocausto, y
                                                levantóse, y fué al
                                                lugar que Dios le dijo.
                                                4 Al tercer día alzó
                                                Abraham sus ojos, y vió
                                                el lugar de lejos. 5
                                                Entonces dijo Abraham á
                                                sus mozos: Esperaos aquí
                                                con el asno, y yo y el
                                                muchacho iremos hasta
                                                allí, y adoraremos, y
                                                volveremos á vosotros. 6
                                                Y tomó Abraham la leña
                                                del holocausto, y púsola
                                                sobre Isaac su hijo: y
                                                él tomó en su mano el
                                                fuego y el cuchillo; y
                                                fueron ambos juntos. 7
                                                Entonces habló Isaac á
                                                Abraham su padre, y
                                                dijo: Padre mío. Y él
                                                respondió: Heme aquí, mi
                                                hijo. Y él dijo: He aquí
                                                el fuego y la leña; mas
                                                ¿dónde está el cordero
                                                para el holocausto? 8 Y
                                                respondió Abraham: Dios
                                                se proveerá de cordero
                                                para el holocausto, hijo
                                                mío. E iban juntos. 9 Y
                                                como llegaron al lugar
                                                que Dios le había dicho,
                                                edificó allí Abraham un
                                                altar, y compuso la
                                                leña, y ató á Isaac su
                                                hijo, y púsole en el
                                                altar sobre la leña. 10
                                                Y extendió Abraham su
                                                mano, y tomó el
                                                cuchillo, para degollar
                                                á su hijo. 11 Entonces
                                                el ángel de Jehová le
                                                dió voces del cielo, y
                                                dijo: Abraham, Abraham.
                                                Y él respondió: Heme
                                                aquí. 12 Y dijo: No
                                                extiendas tu mano sobre
                                                el muchacho, ni le hagas
                                                nada; que ya conozco que
                                                temes á Dios, pues que
                                                no me rehusaste tu hijo,
                                                tu único; 13 Entonces
                                                alzó Abraham sus ojos, y
                                                miró, y he aquí un
                                                carnero á sus espaldas
                                                trabado en un zarzal por
                                                sus cuernos: y fué
                                                Abraham, y tomó el
                                                carnero, y ofrecióle en
                                                holocausto en lugar de
                                                su hijo. 14 Y llamó
                                                Abraham el nombre de
                                                aquel lugar, Jehová
                                                proveerá. Por tanto se
                                                dice hoy: En el monte de
                                                Jehová será provisto. 15
                                                Y llamó el ángel de
                                                Jehová á Abraham segunda
                                                vez desde el cielo, 16 Y
                                                dijo: Por mí mismo he
                                                jurado, dice Jehová, que
                                                por cuanto has hecho
                                                esto, y no me has
                                                rehusado tu hijo, tu
                                                único; 17 Bendiciendo te
                                                bendeciré, y
                                                multiplicando
                                                multiplicaré tu simiente
                                                como las estrellas del
                                                cielo, y como la arena
                                                que está á la orilla del
                                                mar; y tu simiente
                                                poseerá las puertas de
                                                sus enemigos: 18 En tu
                                                simiente serán benditas
                                                todas las gentes de la
                                                tierra, por cuanto
                                                obedeciste á mi voz."
                                                (Génesis, 22, 1-18).
                                            
                                          
                                          "Isaac",
                                            Pre-Figuró la Expiación de
                                            Nuestro Señor Jesús El
                                            Cristo, del "Cordero", pero
                                            en los últimos momentos
                                            debió de ser retirado Vivo,
                                            como Isaac, sin causársele
                                            ningún daño... Por ello dijo
                                            Nuestro Señor Jesús El
                                            Cristo: "Misericordia quiero
                                            y no sacrificio"... Mas,
                                            cuando todo sucedió, las
                                            autoridades políticas y
                                            religiosas, y las personas
                                            del pueblo que allí estaban,
                                            hicieron lo contrario...
                                            Ejecutaron al Cordero, y
                                            liberaron al "carnero"...
                                            Las autoridades de la época
                                            y las multitudes,
                                            prefirieron a "Barrabás" e
                                            hicieron Crucificar a
                                            Nuestro Señor Jesús El
                                            Cristo... En el asesino
                                            "Barrabás" estaba encarnado
                                            el "Anticristo", el Demonio
                                            "Yavé", al que se le ha
                                            confundido injustamente,
                                            equivocadamente con "YHVH",
                                            que es "ELOHIM"... Pues "Elohim
                                                es el Justo, y Yavé es
                                                el Injusto"...
                                            tal como lo Enseña El
                                            Evangelio Apócrifo de Juan,
                                            del Cristianismo
                                            Primitivo...
                                            
                                            En todo caso, toda persona
                                            que no luche por eliminar el
                                            ego, el yo psicológico, la
                                            multitud de defectos que
                                            cargamos dentro, toda
                                            persona que fornique, o
                                            adultere, que profane el
                                            sexo, que no sea Casta en
                                            pensamientos, sentimientos y
                                            acciones, toda persona que
                                            no se sacrifique por la
                                            Humanidad, que no Ame
                                            Verdaderamente a la
                                            Humanidad, está prefiriendo
                                            interiormente a "Barrabás",
                                            y matando al Cristo...
                                            
                                            Solamente Practicando Los
                                            Tres Factores de la
                                            Revolución de la Conciencia,
                                            principalmente el "Morir",
                                            "de instante en instante, de
                                            momento en momento", es que
                                            podemos ser Fieles al Cristo
                                            Interior y a Nuestro Señor
                                            Jesús El Cristo; y eliminar
                                            completamente al "Ego" y al
                                            "Anticristo", a "Barrabás",
                                            a "Yavé", dentro de sí
                                            mismos...
                                            
                                            El Profeta Daniel vio que al
                                            Mesías le iban a quitar la
                                            vida... Y dolorosamente...
                                            se cumplió...
                                            
                                            La Interpretación que aquí
                                            realizamos, la cual, es
                                            única, y la primera por su
                                            Forma de Interpretación,
                                            evidentemente, es diferente
                                            de todas las que hasta el
                                            momento han sido dadas sobre
                                            la Profecía de las "Setenta
                                            Semanas", la iniciamos a
                                            partir de las "Sesenta y dos
                                            semanas": ("tiempos"), para
                                            continuar con "Siete
                                            semanas" ("tiempo"), y
                                            proseguir con la "mitad" de
                                            una semana "la mitad" de un
                                            "tiempo".
                                            
                                            Quedando "Reservada" la otra
                                            "mitad" de la última
                                            "Semana", para estos Tiempos
                                            del Fin... para la Obra y
                                            Misión y los Testimonios del
                                            Alma del Profeta Daniel...
                                            
                                            Sesenta y dos semanas
                                            equivale a 434 años.
                                            Descontados estos años, a
                                            partir del año 457, quedan
                                            23 años; es decir, la fecha
                                            del Año 23 anterior a
                                            nuestra Era Cristiana… que
                                            es una fecha aproximada del
                                            Verdadero Nacimiento de
                                            Jesús. 
                                          Esta
                                            afirmación puede sorprender
                                            a la mayoría de nuestros
                                            amables lectores.
                                          En todo
                                            caso, vamos a ir explicando
                                            el por qué de esta fecha del
                                            Año 23, que aquí
                                            transmitimos, relacionada
                                            con el Nacimiento del Niño
                                            Jesús.
                                            
                                            Tengamos en cuenta que Jesús
                                            tenía cerca de 50 años, no
                                            cumplidos todavía, poco
                                            tiempo después del Comienzo
                                            de Su Misión Pública… El
                                            Evangelio de Juan lo dice
                                            muy claramente:
                                          
                                            "… Aun no
                                              tienes cincuenta años,…" (Juan,
                                                8. 54-59).
                                          
                                          Si "en el
                                            año quince del imperio de
                                            Tiberio César," Juan, por
                                            toda la tierra alrededor iba
                                            predicando el bautismo
                                            (Lucas 3. 1-3), y bautizó a
                                            Jesús en aquel mismo año,
                                            como afirmaban los Gnósticos
                                            Basilidianos, y si el
                                            emperador Tiberio César,
                                            comenzó a reinar a partir
                                            del año 14 de la Era
                                            Cristiana, o mejor, a partir
                                            del Año 12, junto con
                                            Augusto César, quiere decir
                                            entonces, que estos
                                            acontecimientos del Bautismo
                                            ocurrían por el año 26 ó 27
                                            de la Era Cristiana.
                                          
                                            "Tiberio
                                                comenzó su reinado junto
                                                con Agosto (Augusto) en
                                                el año 12 d.C., dos años
                                                antes de la muerte de
                                                Agosto." 
                                          
                                          Contando
                                            desde esta fecha, llegamos
                                            al año 26 d.C. como el año
                                            decimoquinto del reinado de
                                            Tiberio y el comienzo del
                                            ministerio de Juan el
                                            Bautista. 
                                          Otras
                                            evidencias Bíblicas e
                                            Históricas confirman que:
                                          
                                            "... Juan
                                              el Bautista empezó su
                                              ministerio en la primavera
                                              del año 26 d.C., y que
                                              Jesús comenzó Su
                                              ministerio seis meses
                                              después en el otoño del
                                              año 26 d.C."
                                          
                                          Pero, si
                                            Jesús estaba cerca de los
                                            cincuenta años de edad, como
                                            dice el Evangelio del
                                            Apóstol Juan (Juan 8.
                                            54-59), poco tiempo después
                                            de haber sido Bautizado por
                                            Juan el Bautista, quiere
                                            también decir que Jesús
                                            nació unos 20 años o algunos
                                            años más, antes de la Era
                                            Cristiana, por el Año 23
                                            anterior a nuestra Era
                                            Cristiana, que es el
                                            cumplimiento de las "Sesenta
                                            y Dos Semanas":
                                          
                                            "Y después
                                              de las sesenta y dos
                                              semanas se quitará la vida
                                              al Mesías, y no por
                                              sí:..."
                                          
                                          Efectivamente,
                                            fue después del Nacimiento
                                            de Jesús, "después
                                              de las sesenta y dos
                                              semanas" que
                                            comenzaron las persecuciones
                                            en contra de Él...
                                          
                                          Jesús era un
                                            "Joven" y José y María
                                            "Ancianos" cuando huyeron a
                                            Egipto
                                          De acuerdo
                                            a las Enseñanzas de nuestro
                                            Venerable y Amado Maestro
                                            Samael Aun Weor, Jesús era
                                            ya un Hombre Joven... cuando
                                            tuvo que huir a Egipto... Y
                                            si se dice que era un
                                            "Niño", también es verdad,
                                            porque era ya un Iniciado, y
                                            a los Iniciados en el
                                            lenguaje Esotérico se les
                                            dice "Niños"...
                                           No se
                                            falta a la Verdad, cuando se
                                            dice, que Jesús siendo
                                            "Niño" o el "Niño Jesús",
                                            menor de dos años de edad,
                                            tuvo que huir a Egipto,
                                            acompañado de sus padres
                                            María y José, ya ancianos. 
                                          Menor de
                                            dos años de edad, significa
                                            Esotéricamente que Jesús ya
                                            había recibido la Primera
                                            Iniciación de Misterios
                                            Mayores...
                                            
                                            Herodes murió "el año 4",
                                            antes de Nuestra Era
                                            Cristiana...
                                            
                                            Y siendo Jesús "Joven"
                                            (na`ar), cuando huyó a
                                            Egipto, entonces es muy
                                            lógica la fecha del año 23
                                            antes de nuestra Era
                                            Cristiana, como la fecha del
                                            Nacimiento del Niño Jesús...
                                            
                                            Lo que estamos aquí
                                            explicando, está muy de
                                            acuerdo con lo Enseñado por
                                            nuestro Venerable y Amado
                                            Maestro Samael Aun Weor,
                                            cuando explica que cuando
                                            Jesús levantó Su primera
                                            Serpiente de Fuego:
                                          
                                            "Los tres
                                              reyes magos vinieron a
                                              adorar al niño hombre cuyo
                                              nombre es Jesús el
                                              Cristo..."
                                          
                                          Explica el
                                            nuestro Venerable y Amado
                                            Maestro Samael Aun Weor que
                                            los Tres Reyes Magos
                                            visitaron a Jesús, en los
                                            Mundos Internos, en las
                                            Dimensiones Superiores.
                                            Enseña nuestro Venerable y
                                            Amado Maestro Samael Aun
                                            Weor que, en las
                                            persecuciones de Herodes,
                                            después de haber recibido
                                            Jesús la Primera Iniciación
                                            de Misterios Mayores. 
                                          
                                            "Jesús
                                              logró salvarse y entonces
                                              huyó a la tierra de
                                              Egipto... Cuando
                                                esto sucedía ya José y
                                                María eran ancianos..."
                                          
                                          Tengamos
                                            presente que José desposó a
                                            María siendo Ella muy
                                            Joven... Y no mucho tiempo
                                            después de haberla Desposado
                                            nació Jesús.
                                          Cuando
                                            Nació Jesús, la Virgen María
                                            era todavía muy Joven. Y
                                            cuando huyó Jesús a Egipto,
                                            explica nuestro Venerable y
                                            Amado Maestro Samael que "...
                                              Cuando esto sucedía ya
                                              José y María eran
                                              ancianos..."
                                            
                                            Estas Enseñanzas de nuestro
                                            Venerable y Amado Maestro
                                            Samael Aun Weor, donde a
                                            Jesús cuando huyó a Egipto,
                                            lo llama "niño hombre" y
                                            donde explica que "Cuando
                                            esto sucedía ya José y María
                                            eran ancianos", están muy de
                                            acuerdo con los siguientes
                                            Textos referidos
                                            proféticamente al
                                            "Nacimiento" de Jesús:
                                          
                                            "CUANDO
                                              Israel era muchacho [na'ar
                                              o Joven], yo lo amé, y de
                                              Egipto llamé á mi hijo."
                                              (Oseas, 11. 1).
                                          
                                          Estas
                                            palabras las dice la Madre
                                            Divina Kundalini de Su Hijo
                                            el Cristo Íntimo, Interior,
                                            como así está explicado
                                            esotéricamente en El Zóhar,
                                            donde dice:
                                          
                                            "... Y
                                                cuando ella no pudo
                                                ocultarlo más".
                                              [*] Durante todo el tiempo
                                              su comunión con el Santo,
                                              Bendito Sea, no fue
                                              manifiesta. Pero después,
                                              'Moisés habló, y Dios le
                                              respondió con una voz'
                                              (Éxodo XIX, 19). Ella tomó
                                              para él una arquilla de
                                              juncos: con esto se
                                              prefiguró el Arca que
                                              contiene las 'Tablas del
                                              Pacto': Y la embadurnó con
                                              limo y con betún, con lo
                                              que de nuevo se prefigura
                                              el Arca que llevaba una
                                              capa adentro y una capa
                                              afuera. R. Judá dijo que
                                              esto era simbólico de la
                                              Toráh en la que el Santo,
                                              Bendito Sea, asentó reglas
                                              severas en la forma de
                                              preceptos, positivos y
                                              negativos. Y ella puso al
                                              niño adentro. Esto
                                              prefigura a Israel, de
                                              quien está escrito: 'Cuando
                                                Israel era un niño Yo lo
                                                amé' (Oseas XI,
                                              1.). Y la puso en los
                                              carrizales (Suf), lo que
                                              alude a los preceptos de
                                              la Torá, que no entraron
                                              en vigor hasta que ellos
                                              entraron en el País al
                                              final (sof) de cuarenta
                                              años. Junto a la ribera
                                              (sfat, que significa
                                              labio) del río, lo que
                                              alude a la instrucción que
                                              sale de los labios de los
                                              maestros: de la ley y el
                                              estatuto." (El Zóhar).
                                            [*] "4.- Ese
                                                es el nacimiento
                                                interno, que la Madre
                                                Divina oculta hasta
                                                última hora,
                                              cuando llega el momento
                                              verdaderamente de
                                              descubrirse. Eso vá muy
                                              bien."
                                            "5.- Esos
                                              peligros son los que tiene
                                              que cuidar y estar uno en
                                              alerta y vigilante,
                                              diario, día y noche, para
                                              que el niño pueda crecer,
                                              surgir dentro de uno y
                                              cumplir su gran misión." (Carta
                                                1082 del 17 de agosto de
                                                1995, que nos
                                              escribió y nos envió
                                              nuestro Venerable y Amado
                                              Maestro Rabolú a Feira de
                                              Santana, Brasil). 
                                          
                                           De Moisés
                                            e Israel dice la Shejináh:
                                            "Cuando Israel era un niño
                                            Yo lo amé" (Oseas 11:1). Y
                                            de nuestro Señor Jesús El
                                            Cristo, dice la Shejináh,
                                            que es llamada también el
                                            Señor:
                                              "De Egipto llamé á mi
                                              Hijo." (Oseas 11:1).
                                          
                                            "Y él
                                              despertando, tomó al niño
                                              y á su madre de noche, y
                                              se fué á Egipto; Y estuvo
                                              allá hasta la muerte de
                                              Herodes: para que se
                                              cumpliese lo que fué dicho
                                              por el Señor, por el
                                              profeta que dijo: De
                                              Egipto llamé á mi Hijo."
                                              (Mateo, 2. 14, 15).
                                          
                                          Hemos visto
                                            en otros párrafos que el
                                            término "muchacho" empleado
                                            en la traducción de la
                                            Biblia Reina-Valera, viene
                                            de la palabra hebrea "na`ar"
                                            que significa hombre
                                            "joven".
                                            
                                            Esta explicación la hallamos
                                            igualmente en "El Libro
                                            Hebreo de Henoc", donde a
                                            Henoc se le llama "joven",
                                            del hebreo "na`ar".
                                          
                                            Por
                                              ejemplo, en el "Testamento
                                              de Leví", su edad madura
                                              es cuando él "Era joven
                                              (na`ar), como de unos
                                              veinte años"...
                                              ("Testamento de Leví", 2,
                                              2).
                                          
                                          Las
                                            "Edades" de "Treinta" y
                                            "Treinta y Tres Años", son
                                            Edades Esotéricas,
                                            Simbólicas.
                                          La Edad de
                                            "Treinta Años", es una Edad
                                            que tiene varios
                                            significados: Uno Esotérico;
                                            otro se refiere a la
                                            "Madurez"... Son, pues,
                                            cifras, por un lado
                                            "Esotéricas", y en otra
                                            explicación, aproximadas. 
                                          Los
                                            Gnósticos Valentinianos,
                                            conocedores del Esoterismo
                                            Gnóstico Cristiano, lo
                                            sabían muy bien. Así consta
                                            en las Enseñanzas de
                                            "Ptolomeo", uno de los
                                            Discípulos del Maestro
                                            Gnóstico Valentín, citadas
                                            por Ireneo de Lyon:
                                          
                                            "3. He
                                              aquí los Treinta Eones de
                                              los Gnósticos
                                              Valentinianos... Ellos
                                              forman... el Pleroma
                                              Invisible y Pneumático
                                              (Espiritual) dividido en
                                              tres grupos: Una Ogdóada,
                                              una Década y una Dodécada.
                                              Se explica así por qué el
                                              Soter (Salvador), el
                                              Señor, transcurrió
                                              Escondido Treinta Años,
                                              queriendo indicar el
                                              Misterio de los Eones. Del
                                              resto, también en la
                                              Parábola de los Operarios
                                              enviados a la Viña hay una
                                              alusión clara a los
                                              Treinta Eones antes
                                              mencionados: Algunos son
                                              enviados a la Primera
                                              Hora, otros a la Tercera,
                                              a la Sexta otros, otros a
                                              la Novena y otros a la
                                              Undécima. Si las horas son
                                              sumadas entre sí, resulta
                                              el Número Treinta:
                                              1+3+6+9+11= 30. Las Horas
                                              significan Eones. Son
                                              estos, pues, los Grandes
                                              Misterios, en parte, de
                                              los Gnósticos Cristianos
                                              Valentinianos."
                                          
                                          Hay,
                                            además, tradiciones a tener
                                            en cuenta, referidas a la
                                            Edad de "treinta años", en
                                            varios lugares de los Libros
                                            del Antiguo Testamento: 
                                          
                                            "... Y
                                                era José de edad de
                                                treinta años
                                              cuando fué presentado
                                              delante de Faraón, rey de
                                              Egipto: y salió José de
                                              delante de Faraón, y
                                              transitó por toda la
                                              tierra de Egipto. 47 E
                                              hizo la tierra en aquellos
                                              siete años de hartura á
                                              montones. (Génesis 41.
                                              46-47). Los
                                                treinta años
                                              "para hacer servicio en el
                                              tabernáculo del
                                              testimonio. (Números 4.
                                              1-3); "... Fueron contados
                                              los Levitas de treinta
                                                años arriba; y
                                              fué el número de ellos por
                                              sus cabezas, contados uno
                                              á uno, treinta y ocho
                                              mil..." (1 Crónicas, 23.
                                              1-2); los treinta
                                                años que tenía
                                              David "cuando comenzó á
                                              reinar,..." (2 Samuel, 5.
                                              4-5). "... 1 Y FUÉ que á los
                                                treinta años,
                                              en el mes cuarto, á cinco
                                              del mes, estando yo en
                                              medio de los trasportados
                                              junto al río de Chebar,
                                              los cielos se abrieron, y
                                              vi visiones de Dios."
                                              (Ezequiel, 1. 1).
                                          
                                          "Treinta
                                            años", es pues una "Edad"
                                            Esotérica, que tuvo una gran
                                            tradición en el Antiguo
                                            Pueblo Hebreo, para
                                            Gobernar; para Servir "en el
                                            tabernáculo del testimonio";
                                            para Regir; o para Iniciar
                                            una Misión Profética como la
                                            de Ezequiel Profeta.
                                          Teniendo en
                                            cuenta el significado
                                            Esotérico del Número "33",
                                            se nos habla también de los
                                            "treinta y tres años" que el
                                            Rey David reinó en
                                            Jerusalem:
                                          
                                            "11 Los
                                              días que reinó David sobre
                                              Israel fueron cuarenta
                                              años: siete años reinó en
                                              Hebrón, y treinta
                                                y tres años
                                              reinó en Jerusalem." (1
                                              Reyes 2, 11).
                                            "... Estos
                                              son los hijos de David,
                                              que le nacieron en Hebrón:
                                              Amnón el primogénito, de
                                              Achînoam Jezreelita; el
                                              segundo Daniel, de Abigail
                                              de Carmelo; 2 El tercero,
                                              Absalom, hijo de Maachâ
                                              hija de Talmai rey de
                                              Gesur; el cuarto, Adonías
                                              hijo de Aggith; 3 El
                                              quinto, Sephatías, de
                                              Abithal; el sexto, Itream,
                                              de Egla su mujer. 4 Estos
                                              seis le nacieron en
                                              Hebrón, donde reinó siete
                                              años y seis meses: y en
                                              Jerusalem reinó
                                                treinta y tres años."
                                              (1 Crónicas, 3. 1-4).
                                              
                                              "26 Así reinó David hijo
                                              de Isaí sobre todo Israel.
                                              27 Y el tiempo que reinó
                                              sobre Israel fué cuarenta
                                              años. Siete años reinó en
                                              Hebrón, y treinta
                                                y tres reinó en
                                              Jerusalem." (1 Crónicas
                                              29, 26, 27). 
                                          
                                          David tenía
                                            "treinta años" cuando
                                            comenzó a reinar... Y
                                            "treinta y tres años", Reinó
                                            David en Jerusalén...
                                          Jesús el
                                            Cristo también "comenzaba a
                                            ser como de treinta años",
                                            (Lucas, 3. 22-23), cuando
                                            fue Bautizado por Juan el
                                            Bautista... Y también a los
                                            "33 años", pasó de este
                                            mundo, al Padre.
                                          A partir de
                                            la fecha del nacimiento de
                                            Jesús, es decir, a partir
                                            del cumplimiento de "las
                                            sesenta y dos semanas", "se
                                            quitará la vida al Mesías, y
                                            no por sí:…". Quiere decir,
                                            que desde su nacimiento, en
                                            el cumplimiento de las
                                            "sesenta y dos semanas",
                                            comienzan los peligros
                                            contra la Vida del Salvador
                                            del Mundo.
                                            
                                            La Profecía de Daniel
                                            anuncia que: 
                                          
                                            "…Y
                                              después de las sesenta y
                                              dos semanas se quitará la
                                              vida al Mesías, y no por
                                              sí:…"
                                          
                                          "Tiempos":
                                            "sesenta y dos semanas" es
                                            igual a sesenta y dos por
                                            siete: 434 años.
                                            
                                            Restándole esta cifra al año
                                            457 anterior a nuestra era
                                            Cristiana, nos da la fecha:
                                            año 23 anterior a nuestra
                                            Era Cristiana.
                                            
                                            Es decir, después, o a
                                            partir del cumplimiento de
                                            las "sesenta y dos semanas",
                                            a partir del Nacimiento del
                                            Mesías, comenzarían las
                                            persecuciones de las fuerzas
                                            siniestras del abismo, del
                                            infierno, "Herodes", la
                                            "Logia Negra", a perseguir
                                            al Mesías, para quitarle la
                                            vida…
                                            
                                            O sea, a partir del año 23
                                            anterior a la "Era
                                            Cristiana", comenzarían los
                                            peligros, las persecuciones…
                                            que es la fecha aproximada
                                            del Nacimiento de Jesús,
                                            tomando el dato del
                                            Evangelio donde dice que
                                            Jesús tenía aproximadamente
                                            50 años, cuando estaba
                                            realizando ya Su Misión
                                            Pública, la cual comenzó a
                                            finales del Año 26 de
                                            nuestra Era Cristiana… Y las
                                            explicaciones de nuestro
                                            Venerable y Amado Maestro
                                            Samael Aun Weor sobre la
                                            edad de Jesús cuando tuvo
                                            que huir a Egipto: 
                                          
                                            "Los tres
                                              reyes magos vinieron a
                                              adorar al Niño
                                                Hombre, cuyo
                                              nombre es Jesús el
                                              Cristo;..." [...].
                                            "... a
                                                los iniciados se les
                                                llama esotéricamente
                                                niños, así pues
                                              los niños son los
                                              iniciados que hizo matar
                                              Herodes. Los soldados
                                              anduvieron por las calles
                                              de Belén matando a los
                                              iniciados; así se cumplió
                                              la profecía de Jeremías,
                                              que dijo: "Voz fue oída en
                                              Rama, grande lamentación,
                                              lloro y gemido; Rachel que
                                              llora a sus hijos; y no
                                              quiso ser consolada porque
                                              perecieron". Jesús logró
                                              salvarse y entonces huyó a
                                              la tierra de Egipto, esto
                                              fue en el invierno y
                                              llovía mucho; Jesús tubo
                                              que soportar heroicamente
                                              las inclemencias del
                                              tiempo. Cuando
                                                esto sucedía ya José y
                                                Maria eran ancianos,
                                              ellos sufrieron mucho por
                                              su hijo Jesús. La Sagrada
                                              Familia viajó por tierra y
                                              agua para llegar a
                                              Egipto."
                                          
                                          La huida de
                                            Jesús Joven, a Egipto, fue
                                            antes del inicio del cómputo
                                            de nuestra Era Cristiana,
                                            puesto que Herodes murió
                                            algunos años (4 a 6 años)
                                            antes del "comienzo" de
                                            nuestra Era Cristiana.
                                          Jesús era
                                              por lo tanto un Joven de
                                              más de 20 años, cuando
                                              huyó a Egipto.
                                            
                                            Contando desde el año 23
                                            anterior a nuestra Era
                                            Cristiana, como el año
                                            aproximado del nacimiento de
                                            Jesús, las otras Siete
                                            Semanas ó 49 años, (49 menos
                                            23, igual: 26…), nos lleva
                                            exactamente al año 26 de
                                            nuestra Era Cristiana,
                                            cuando nuestro Señor Jesús
                                            El Cristo Inició Su Misión
                                            Pública… 
                                          
                                            "…
                                              evidencias Bíblicas e
                                              históricas confirman que
                                              Juan el Bautista empezó su
                                              ministerio en la primavera
                                              del año 26 d.C. y que
                                              Jesús comenzó Su
                                              ministerio seis meses
                                              después en el otoño del
                                              año 26 d.C."
                                              
                                              "La Primera mitad de la
                                              Última Semana: 3.5 Años...
                                              Tres años y medio...
                                          
                                          Desde
                                            finales del Año 26 (Otoño),
                                            hasta la Pascua del año 30
                                            son: 3.5 años… Tres años y
                                            medio... O "la mitad" de una
                                            "Semana"... Nuevamente
                                            "tiempo, tiempos y la
                                            mitad"...
                                            
                                            Para la Pascua el año 30
                                            faltarían 3.5 años (tres
                                            años y medio", que es la
                                            cifra de "la mitad" de una
                                            Semana (tres días y medio, o
                                            tres años y medio…)
                                            
                                            Año 30 de nuestra Era
                                            Cristiana... una de las
                                            fechas "posibles" en la cual
                                            nuestro Señor Jesús El
                                            Cristo Vivió la "Semana
                                            Santa" donde se dio la
                                            "entera consumación" de Su
                                            Pasión… "como á la hora del
                                            sacrificio de la tarde..."
                                          
                                            "Aquel
                                              mismo día llegaron unos de
                                              los Fariseos, diciéndole:
                                              Sal, y vete de aquí,
                                              porque Herodes te quiere
                                              matar. Y les dijo: Id, y
                                              decid á aquella zorra: He
                                              aquí, echo fuera demonios
                                              y acabo sanidades hoy y
                                              mañana, y al tercer día
                                              soy consumado Empero es
                                              menester que hoy, y
                                              mañana, y pasado mañana
                                              camine; porque no es
                                              posible que profeta muera
                                              fuera de Jerusalem…"
                                              (Lucas, 13. 31-33) 
                                            "Y como
                                                Jesús tomó el vinagre,
                                                dijo: Consumado es. Y
                                                habiendo inclinado la
                                                cabeza, dió el espíritu.
                                                Entonces los Judíos, por
                                                cuanto era la víspera de
                                                la Pascua, para que los
                                                cuerpos no quedasen en
                                                la cruz en el sábado,
                                                pues era el gran día del
                                                sábado, rogaron á Pilato
                                                que se les quebrasen las
                                                piernas, y fuesen
                                                quitados…" (Juan, 19.
                                                30-31).
                                              
                                              "Y
                                                cuando fué la tarde,
                                                porque era la
                                                preparación, es decir,
                                                la víspera del sábado,
                                                José de Arimatea,
                                                senador noble, que
                                                también esperaba el
                                                reino de Dios, vino, y
                                                osadamente entró á
                                                Pilato, y pidió el
                                                cuerpo de Jesús."
                                                (Marcos. 15, 42-43).
                                          
                                          Tuvo lugar,
                                            pues, el Viernes Santo del 7
                                            de Abril (14 de Nisán), "la
                                            víspera del Sábado", del Año
                                            30.
                                            
                                            Nuestro Señor Jesús El
                                            Cristo Víctima Inocente y
                                            Pura, el Hijo de Dios, en la
                                            Primera "Mitad" de la Última
                                            Semana, Expió por la
                                            Humanidad...
                                            
                                            Sesenta y Dos Semanas y
                                            Siete Semanas y la Mitad de
                                            una Semana: "Tiempo,
                                            tiempos, y la mitad" de un
                                            "tiempo".
                                          Siete
                                              semanas: "Tiempo": 49
                                              años.
                                              Y sesenta y dos semanas:
                                              "Tiempos": 434 años.
                                              Y la mitad de una semana:
                                              "La Mitad": 3.5 años, tres
                                              años y medio. Total: "486.5"
                                            Años.
                                            
                                            Setenta Semanas, menos "la
                                            mitad" última de una Semana,
                                            "tres años y medio", o "tres
                                            días y medio"...
                                          Reservada
                                            para "el final de los
                                            tiempos"...
                                          Los "tres
                                            días y medio", están
                                            reservados en El
                                            Apocalipsis, para la Misión
                                            de los Dos Testigos en los
                                            Tiempos del Fin.
                                          LOS DOS
                                            TESTIGOS 
                                          
                                            "1 Y ME
                                              fué dada una caña
                                              semejante á una vara, y se
                                              me dijo: Levántate, y mide
                                              el templo de Dios, y el
                                              altar, y á los que adoran
                                              en Él.
                                              2 Y echa fuera el patio
                                              que está fuera del templo,
                                              y no lo midas, porque es
                                              dado á los Gentiles; y
                                              hollarán la ciudad santa
                                              cuarenta y dos meses.
                                              3 Y daré á mis dos
                                              testigos, y ellos
                                              profetizarán por mil
                                              doscientos y sesenta días,
                                              vestidos de sacos.
                                              4 Estas son las dos
                                              olivas, y los dos
                                              candeleros que están
                                              delante del Dios de la
                                              tierra.
                                              5 Y si alguno les quisiere
                                              dañar, sale fuego de la
                                              boca de ellos, y devora á
                                              sus enemigos: y si alguno
                                              les quisiere hacer daño,
                                              es necesario que Él sea
                                              así muerto.
                                              6 Estos tienen potestad de
                                              cerrar el cielo, que no
                                              llueva en los días de su
                                              profecía, y tienen poder
                                              sobre las aguas para
                                              convertirlas en sangre, y
                                              para herir la tierra con
                                              toda plaga cuantas veces
                                              quisieren.
                                              7 Y cuando ellos hubieren
                                              acabado su testimonio, la
                                              bestia que sube del abismo
                                              hará guerra contra ellos,
                                              y los vencerá, y los
                                              matará.
                                              8 Y sus cuerpos serán
                                              echados en las plazas de
                                              la grande ciudad, que
                                              espiritualmente es llamada
                                              Sodoma y Egipto, donde
                                              también nuestro Señor fué
                                              crucificado.
                                              9 Y los de los linajes, y
                                              de los pueblos, y de las
                                              lenguas, y de los Gentiles
                                              verán los cuerpos de ellos
                                              por tres días y medio, y
                                              no permitirán que sus
                                              cuerpos sean puestos en
                                              sepulcros.
                                              10 Y los moradores de la
                                              tierra se gozarán sobre
                                              ellos, y se alegrarán, y
                                              se enviarán dones los unos
                                              á los otros; porque estos
                                              dos profetas han
                                              atormentado á los que
                                              moran sobre la tierra.
                                              11 Y después de tres días
                                              y medio el espíritu de
                                              vida enviado de Dios,
                                              entró en ellos, y se
                                              alzaron sobre sus pies, y
                                              vino gran temor sobre los
                                              que los vieron.
                                              12 Y oyeron una grande voz
                                              del cielo, que les decía:
                                              Subid acá. Y subieron al
                                              cielo en una nube, y sus
                                              enemigos los vieron.
                                              13 Y en aquella hora fué
                                              hecho gran temblor de
                                              tierra, y la décima parte
                                              de la ciudad cayó, y
                                              fueron muertos en el
                                              temblor de tierra en
                                              número de siete mil
                                              hombres: y los demás
                                              fueron espantados, y
                                              dieron gloria al Dios del
                                              cielo.
                                              14 El segundo ¡Ay! es
                                              pasado: he aquí, el tercer
                                              ¡Ay! vendrá presto.
                                              15 Y el séptimo ángel tocó
                                              la trompeta, y fueron
                                              hechas grandes voces en el
                                              cielo, que decían: Los
                                              reinos del mundo han
                                              venido á ser los reinos de
                                              nuestro Señor, y de su
                                              Cristo: y reinará para
                                              siempre jamás.
                                              16 Y los veinticuatro
                                              ancianos que estaban
                                              sentados delante de Dios
                                              en sus sillas, se
                                              postraron sobre sus
                                              rostros, y adoraron á
                                              Dios,
                                              17 Diciendo: Te damos
                                              gracias, Señor Dios
                                              Todopoderoso, que eres y
                                              que eras y que has de
                                              venir, porque has tomado
                                              tu grande potencia, y has
                                              reinado.
                                              18 Y se han airado las
                                              naciones, y tu ira es
                                              venida, y el tiempo de los
                                              muertos, para que sean
                                              juzgados, y para que des
                                              el galardón á tus siervos
                                              los profetas, y á los
                                              santos, y á los que temen
                                              tu nombre, á los
                                              pequeñitos y á los
                                              grandes, y para que
                                              destruyas los que
                                              destruyen la tierra.
                                              19 Y el templo de Dios fué
                                              abierto en el cielo, y el
                                              arca de su testamento fué
                                              vista en su templo. Y
                                              fueron hechos relámpagos y
                                              voces y truenos y
                                              terremotos y grande
                                              granizo." (Del Libro del
                                              "Apocalipsis de San Juan",
                                              Capítulo 11: 1:19). 
                                          
                                          "Los Dos
                                            Testigos" tienen Siete
                                            Claves Esotéricas. 
                                          Nuestro
                                            Venerable y Amado Maestro
                                            Samael Aun Weor nos explica
                                            que "Los Dos Testigos", son
                                            "las
                                              dos olivas, y los dos
                                              candeleros", los
                                            dos Cordones Etéricos o
                                            "Nervios Simpáticos" (Ida y
                                            Pingala) que partiendo desde
                                            las dos Gónadas o
                                            Testículos, ascienden
                                            entrelazándose a ambos lados
                                            de la columna cerebro
                                            espinal, hasta el cerebro,
                                            formando el Santo Ocho y el
                                            Caduceo de Mercurio.
                                          
                                            "La
                                              Transmutación Sexual del
                                              ENS-SEMINIS en ENERGÍA
                                              CREADORA, se hace posible
                                              cuando evitamos,
                                              cuidadosamente, el
                                              abominable espasmo, el
                                              inmundo orgasmo de los
                                              fornicarios."
                                              
                                              "La bipolarización de este
                                              tipo de Energía Cósmica en
                                              el organismo humano fue,
                                              desde los antiguos
                                              tiempos, analizada en los
                                              Colegios Iniciáticos de
                                              Egipto, México, Perú,
                                              Grecia, Caldea, Roma,
                                              Fenicia, etc., etc., etc."
                                              
                                              "El ascenso de la Energía
                                              Seminal hasta el cerebro,
                                              se hace gracias a cierto
                                              par de cordones nerviosos,
                                              que en forma de ocho se
                                              desenvuelven,
                                              espléndidamente, a derecha
                                              e izquierda de la espina
                                              dorsal."
                                              
                                              "Hemos llegado, pues, al
                                              CADUCEO DE MERCURIO con
                                              las Alas del Espíritu
                                              siempre abiertas."
                                              
                                              "El mencionado par de
                                              cordones nerviosos jamás
                                              podría ser encontrado con
                                              el bisturí, pues aquellos
                                              son mas bien de naturaleza
                                              Semietérica, Semifísica."
                                              
                                              "Éstos son los dos
                                              Testigos del Apocalipsis,
                                              las dos Olivas y los dos
                                              Candeleros que 'están
                                              delante del Dios de la
                                              Tierra y si alguno les
                                              quisiere dañar, sale fuego
                                              de la boca de ellos y
                                              devora a sus enemigos'..."
                                              
                                              "En la sagrada tierra de
                                              los Vedas, este par de
                                              cordones nerviosos son
                                              conocidos con los nombres
                                              sánscritos de 'IDÁ' y
                                              'PINGALÁ'. El primero se
                                              relaciona con la fosa
                                              nasal izquierda y el
                                              segundo con la derecha."
                                              
                                              "Es obvio, que el primero
                                              de estos dos Nadis o
                                              Canales es de tipo LUNAR;
                                              es ostensible, que el
                                              segundo es de naturaleza
                                              SOLAR."
                                              
                                              "A muchos estudiantes
                                              gnósticos puede
                                              sorprenderles un poco que
                                              siendo Idá de naturaleza
                                              fría y Lunar, tenga sus
                                              raíces en el testículo
                                              derecho."
                                              
                                              "A muchos discípulos de
                                              nuestro Movimiento
                                              Gnóstico podrá caerles
                                              como algo insólito e
                                              inusitado, la noticia de
                                              que siendo Pingalá de tipo
                                              estrictamente Solar, parta
                                              realmente del testículo
                                              izquierdo. Empero, no
                                              debemos sorprendernos
                                              porque todo en la
                                              Naturaleza se basa en la
                                              LEY DE LAS POLARIDADES."
                                              
                                              "El testículo derecho
                                              encuentra su antipolo
                                              exacto en la fosa nasal
                                              izquierda, y esto ya está
                                              demostrado. El testículo
                                              izquierdo encuentra su
                                              antípoda perfecta en la
                                              fosa nasal derecha, y
                                              obviamente, esto debe ser
                                              así. La Fisiología
                                              Esotérica enseña que en el
                                              sexo femenino, los dos
                                              Testigos parten de los
                                              ovarios."
                                              
                                              "Es incuestionable que en
                                              las mujeres el orden de
                                              este par de Olivas del
                                              Templo se invierte
                                              armoniosamente."
                                              
                                              "Viejas tradiciones que
                                              surgen de entre la noche
                                              profunda de todas las
                                              edades dicen que 'cuando
                                              los Atomos Solares y
                                              Lunares del Sistema Sexual
                                              Seminal hacen contacto en
                                              el TRIBENI cerca del
                                              Coxis, entonces, por
                                              simple inducción eléctrica
                                              despierta una Tercera
                                              Fuerza'; quiero referirme
                                              al FUEGO MARAVILLOSO DEL
                                              AMOR." (Enseñanzas de
                                              nuestro Venerable y Amado
                                              Maestro Samael Aun Weor.).
                                          
                                          El "Fuego
                                            maravilloso del Amor es el
                                            Fuego Sagrado del Kundalini,
                                            la Serpiente Ígnea que
                                            Moisés Levantó en la Vara en
                                            el Desierto Iniciático de la
                                            existencia, y que cada uno
                                            de nosotros debemos de
                                            Levantar, para poder
                                            Levantar, asimismo, al Hijo
                                            del Hombre. 
                                          
                                            "El santo
                                              ocho es el signo del
                                              infinito. En la médula
                                              espinal se enroscan los
                                              dos testigos del
                                              Apocalipsis formando el
                                              santo ocho. De ese santo
                                              ocho brotan todos los
                                              místicos poderes de la
                                              Jerusalem Celestial del
                                              microcosmos hombre. Ahora
                                              comprenderán los devotos
                                              por qué hablamos de ocho
                                              místicos poderes
                                              inefables." (Enseñanzas
                                              de nuestro Venerable y
                                                Amado Maestro Samael Aun
                                                Weor).
                                            ("Y daré á
                                              mis dos testigos, y ellos
                                              profetizarán por mil
                                              doscientos y sesenta días,
                                              vestidos de sacos. Estas
                                              son las dos olivas, y los
                                              dos candeleros que están
                                              delante del Dios de la
                                              tierra.") (Apocalipsis,
                                              11, 3-4). " (De "El
                                                Mensaje de Acuario" de
                                                nuestro Venerable y
                                                Amado Maestro Samael Aun
                                                Weor). 
                                            "En
                                                los antiguos tiempos
                                                hablaron los profetas.
                                                Los dos testigos dieron
                                                entonces su Testimonio,
                                              y anunciaron los tiempos
                                              del fin. Los dos testigos
                                              dieron testimonio de la
                                              Luz, y la luz vino a las
                                              tinieblas, pero las
                                              tinieblas no la
                                              conocieron." (De "El
                                              Mensaje de Acuario,
                                              CAPÍTULO XXII: LOS DOS
                                              TESTIGOS" por Nuestro
                                              Venerable y Amado Maestro
                                              Samael Aun Weor).
                                            ***
                                            "La
                                                divulgación del Gran
                                                Arcano, la resurrección
                                                de los Dos Testigos, y
                                                el Gran Cataclismo
                                                final, marcan con
                                                exactitud el fin de la
                                                raza aria."
                                            "Los seres
                                              humanos que no acepten la
                                              castidad científica, se
                                              hundirán en el abismo.
                                              Habrá un cataclismo
                                              pavoroso. Empero, ningún
                                              ser humano puede conocer
                                              la fecha, ni el día, ni la
                                              hora. Vendrá un choque
                                              planetario, una colisión
                                              de mundos, y sólo serán
                                              salvados aquellos que
                                              hayan hecho resucitar sus
                                              dos testigos." (De "El
                                              Mensaje de Acuario,
                                              CAPÍTULO XXII: LOS DOS
                                              TESTIGOS" por Nuestro
                                              Venerable y Amado Maestro
                                              Samael Aun Weor).
                                            
                                            ***
                                            
                                            
                                             "Antes
                                                del Gran Cataclismo que
                                                se avecina, hablarán los
                                                Dos Testigos.
                                              Antes de la pavorosa
                                              catástrofe que se acerca,
                                              los cielos se abrirán con
                                              grande estruendo; y las
                                              multitudes humanas de
                                              Marte, Mercurio, Venus y
                                              otros mundos, vendrán a la
                                              Tierra en sus Astronaves.
                                              Las humanidades hermanas
                                              de otros planetas, vendrán
                                              para enseñarnos la Ley y
                                              el Orden. Se nos dará la
                                              oportunidad de escuchar al
                                              Hijo del Hombre."
                                              
                                              "Entonces... ¡Ay de los
                                              que repudien al Hijo del
                                              Hombre! ¡Ay de los que
                                              rechacen el Gran
                                              Arcano!... ¡Ay de los que
                                              sigan derramando el
                                              semen!" (Párrafos tomados
                                              textualmente de: El
                                              Mensaje de Acuario,
                                              CAPÍTULO XXII: LOS DOS
                                              TESTIGOS" por Nuestro V.M.
                                              Samael Aun Weor). 
                                          
                                          Nuestro
                                            Venerable y Amado Maestro
                                            Samael Aun Weor, en los
                                            párrafos que hemos citado
                                            aquí de Sus enseñanzas, se
                                            refiere a Los Dos Testigos
                                            como los dos Cordones
                                            Simpáticos que partiendo
                                            desde las glándulas
                                            sexuales, ascienden
                                            entrelazados, formando el
                                            Santo Ocho, a ambos lados de
                                            nuestra columna cerebro
                                            espinal, hasta el cerebro.
                                            Mas también se refiere a los
                                            Dos Testigos como "los
                                            profetas" que en "los
                                            tiempos antiguos
                                            hablaron...", y que volverán
                                            a hablar antes "del Gran
                                            Cataclismo que se
                                            avecina..."
                                          Estos
                                            Profetas son Elías o
                                            Sandalphón y Moisés o
                                            Metratón (Henoch).
                                          En un
                                            "Evangelio Apócrifo",
                                            titulado "Historia de José
                                            el Carpintero", nuestro
                                            Señor Jesús El Cristo se
                                            refiere a Los Dos Testigos
                                            del Apocalipsis, y los llama
                                            con los Nombres de "Henoc y
                                            Elías". 
                                          Transcribamos
                                            los párrafos referentes de
                                            este Sagrado y Secreto
                                            Texto, o Evangelio Apócrifo:
                                          
                                          
                                            "Así
                                              abandonó esta vida mortal
                                              nuestro padre José el
                                              carpintero, padre de
                                              Cristo según la carne, el
                                              que vivió 111 años. Cuando
                                              nuestro Salvador hizo a
                                              los Apóstoles, reunidos en
                                              el monte de los Olivos, el
                                              relato de toda su vida,
                                              éstos fueron escribiendo
                                              estas palabras, las
                                              depositaron después en la
                                              biblioteca de Jerusalén y
                                              dejaron consignado,
                                              además, que el día en que
                                              el santo anciano se separó
                                              de su cuerpo fue el 26 de
                                              Epep, en la paz del Señor.
                                              Amén."
                                              
                                              "XXXI. "Respuesta de
                                              Jesús"
                                              
                                              "-6. Por lo demás, han de
                                              tener exacto cumplimiento
                                              las profecías dictadas por
                                              mi Padre sobre la
                                              humanidad y todas las
                                              cosas han de suceder en
                                              conformidad con ellas. 
                                              -7. Me habéis citado el
                                              caso de Henoc y de Elías
                                              (...) han de morir en un
                                              día de turbación, de
                                              miedo, de gritos, de
                                              perdición y de aflicción.
                                              
                                              - 10. Pues habéis de saber
                                              que el anticristo ha de
                                              matar a estos hombres y
                                              derramar su sangre en la
                                              tierra como el agua de un
                                              vaso a causa de las
                                              inculpaciones que le
                                              echarán en cara cuando le
                                              acusen." " XXXII". 
                                            "Epílogo"
                                              
                                              "1. Nosotros respondimos
                                              diciendo: "Señor y Dios
                                              nuestro, ¿Quiénes son esos
                                              dos hombres de quienes
                                              acabas de decir que el
                                              hijo de la perdición les
                                              matará por un vaso de
                                              agua? " 
                                              " -2. JESÚS, nuestro
                                              Salvador y nuestra vida
                                              respondió: "Henoc
                                                y Elías"...." (Evangelio
                                                Apócrifo: "Historia de
                                                José el Carpintero", de
                                                un Documento escrito
                                                posiblemente en el Siglo
                                                IV de nuestra Era
                                                Cristiana, que recoge
                                                Tradiciones Orales mucho
                                                más antiguas, de la
                                                época del V.M. Jesús El
                                                Cristo y de los
                                                Apóstoles en el Monte de
                                                los Olivos).
                                          
                                          Hemos de
                                            entender estas enseñanzas a
                                            la luz de las varias claves
                                            esotéricas.
                                          Las
                                            palabras "por un vaso de
                                            Agua", se refieren , en un
                                            significado, a la
                                            fornicación, porque con la
                                            fornicación que es el
                                            derrame de las aguas
                                            contenidas en el "Vaso",
                                            mueren "los Dos Testigos".
                                          En otro
                                            sentido es que toda persona
                                            fornicaria, si no se
                                            arrepiente "de hechos y no
                                            de palabras", queda
                                            integrada colectivamente "en
                                            el hijo de perdición", y se
                                            opone y rechaza las
                                            enseñanzas de todo Iniciado
                                            que esté luchando por la
                                            Resurrección de Sus Dos
                                            Testigos. 
                                          En la
                                            "Historia de José el
                                            Carpintero", los Dos
                                            Testigos son identificados
                                            por nuestro Señor Jesús el
                                            Cristo con los nombres de
                                            los Profetas "Henoc y
                                            Elías". 
                                          Isaac Luria
                                            explica que Enoch y Elías
                                            son llamados "Testigos", en
                                            donde le dice en las
                                            enseñanzas que le entregó a
                                            su Discípulo Hayyim Vital,
                                            que las palabras: "Mi
                                              Testigo... está en el
                                              cielo (Job, 16: 19), ...
                                              se refiere a Enoch...", pues
                                             "... la Neshamáh
                                              de Enoch, ... es
                                              llamada... "Mi
                                              Testigo"..."  
                                            Y que "el 'Testigo en
                                              las Exaltadas Alturas' es
                                              Elías, porque él también
                                              fue un ángel
                                              celestial,..."
                                          Enoch y
                                            Elías, son pues, "dos
                                            testigos" en el Cielo, "en
                                            las Exaltadas Alturas", como
                                            lo enseña Isaac Luria. 
                                          
                                            "En el
                                              Apocalipsis de San Juan se
                                              trata de LOS DOS TESTIGOS
                                              O MÁRTIRES, a los cuales
                                              la Tradición Profética da
                                              los Nombres de ELÍAS Y
                                              HENOCH: ELÍAS, el Hombre
                                              de la Fe, del Celo, y del
                                              Milagro; ENOCH (...) El
                                              Padre de la Kábala...,
                                              dicen las Santas Alegorías
                                              que no murió como los
                                              otros hombres, mas que fue
                                              arrebatado al Cielo para
                                              regresar al fin de los
                                              tiempos... Esta
                                                Resurrección de (...)
                                                ENOCH, esperada en el
                                                fin de los siglos de
                                                ignorancia, será la
                                                renovación de su
                                                Doctrina por la
                                                inteligencia de las
                                                Llaves Kabalísticas que
                                                abren el Templo de la
                                                Unidad y de la Filosofía
                                                Universal, por mucho
                                                tiempo oculta y
                                                reservada solamente a
                                                los Elegidos que el
                                                mundo hacía morir."
                                              (Eliphas Levy).
                                          
                                          Sir Isaac
                                            Newton interpreta a los "Dos
                                            Testigos"como "Dos Iglesias"
                                            o dos Comunidades y "Dos
                                            Profetas": Haggeo y
                                            Zacarías, Elías y Eliseo,
                                            Elías y Moisés:
                                          
                                            "... Y Yo
                                              daré el poder a mis
                                                dos Testigos y
                                              ellos profetizarán 1260
                                              días, que es todo el
                                              tiempo en que los Gentiles
                                              pisotean la Ciudad santa.
                                               Éstos son los
                                                  dos olivos y los dos
                                                  candeleros
                                                 que están ante el
                                                Dios de la tierra.
                                              En el primer Templo había
                                              siete candeleros
                                              representando a las siete
                                              iglesias de Asia: en el
                                              segundo hay dos Candeleros
                                              para representar dos
                                                iglesias aquí llamadas
                                                los dos testigos.
                                              Éstos son llamados los
                                                dos Profetas en
                                              referencia a Haggeo
                                                y Zacarías que
                                              profetizaron en el tiempo
                                              de la construcción del
                                              segundo templo. Son
                                              también llamados testigos
                                              porque es la tarea de los
                                              profetas testimoniar
                                              contra los hombres
                                              malvados (2 Cron. 24.19.)
                                              y olivos en referencia a
                                              los dos Olivos que
                                              Zacarías describe en el
                                              segundo templo (Zac 4.)" (Sir
                                                Isaac Newton: The First
                                                Book Concerning the
                                                Language of the
                                                Prophets. Chap. III The
                                                Prophesy of opening the
                                                sealed Book & of
                                                sounding the Trumpets
                                                described.")
                                            "... Éstos
                                              tienen el poder, como Elías
                                                y Eliseo  en
                                              el reino de Jezabel, de
                                              cerrar el cielo para que
                                              no llueva en los días de
                                              su profecía..." (Sir
                                                Isaac Newton. Idem: "...
                                                Chap. III The Prophesy
                                                of opening the sealed
                                                Book & of sounding
                                                the Trumpets described.")
                                            
                                            "... y
                                                los dos testigos
                                                profetizan 1260 días, es
                                                decir, todo el mismo
                                                tiempo,
                                              vestidos en sacos (es
                                              decir, Encarnados en las
                                              humanas personas de sus
                                              Bodhisattwas). 
                                                Éstos tienen poder, como
                                                Elías, de cerrar el
                                                cielo para que no
                                                llueva, al sonido de la
                                                primera trompeta; y,
                                                como Moisés, para
                                                convertir las aguas en
                                                sangre al sonido de la
                                                segunda; y para
                                              golpear violentamente la
                                              tierra con todas las
                                              plagas, aquellas de las
                                              trompetas, tan a menudo
                                              como ellos quieran. 
                                                Éstos profetizan en la
                                                construcción del segundo
                                                Templo, como Haggeo y
                                                Zacarías..."
                                                
                                            (...)
                                            ".... y
                                                ellos cantan el cántico
                                                de Moisés el siervo de
                                                Dios y el cántico del
                                                Cordero, diciendo,
                                                Grandes y maravillosas
                                                son tus obras, Señor
                                                Dios Todopoderoso,
                                                rectos y verdaderos son
                                                tus senderos, &c.
                                                Cantar es profetizar,..."
                                                (Sir Isaac Newton. Idem.
                                                Chap. IV. The Prophesy
                                                of the eaten Book
                                                described." 
                                          
                                          Joaquín de
                                            Fiore en una de sus obras,
                                            "De Vita Sancti
                                            Benedicti...", refiriéndose
                                            a los dos Testigos del
                                            Apocalipsis, los interpreta
                                            en dos significados: 
                                          Primero
                                            como dos profetas, Moisés y
                                            Elías, o Enoch y Elías; y
                                            luego como dos Órdenes que
                                            los identifica a ambos,
                                            actuando por medio de
                                            ellas...
                                          
                                            "... ¿Y
                                              cuándo será esto? 
                                              Creo que primero sea
                                              necesario que padezcan
                                              como Moisés y
                                                Elías, como Juan
                                                el Bautista y Cristo
                                                Jesús. Es
                                              decir, aquellos Profetas,
                                              o más bien, aquellas
                                              Órdenes significadas por
                                              medio de ellos, que están
                                              destinadas a predicar
                                              durante mucho tiempo ...,
                                              y después de tres días y
                                              medio los mismos profetas
                                              serán resucitados de los
                                              muertos y ascenderán en lo
                                              alto: entonces un
                                              maravilloso misterio
                                              comenzará a cumplirse. ...
                                              De estos profetas
                                                en cambio qué cosa puedo
                                                decir ciertamente no sé
                                                sino aquello que es la
                                                opinión general de casi
                                                todos los doctores: que
                                                ellos son Enoch y Elías."
                                            "A
                                                mí sin embargo me
                                                parece  en
                                                espíritu, que estas
                                                cosas se pueden
                                                consumar, ya sea que
                                                sean estos dos [Enoch y
                                                Elías] que deban sufrir
                                                estas cosas,
                                              sea otros,  que sin
                                              embargo sean comenzadas dos
                                                órdenes en las
                                              cuales estas cosas deberán
                                              ser conducidas a
                                              cumplimiento, después de
                                              la pasión de los cuales
                                              este fuego divino
                                              descenderá en los
                                              corazones de los elegidos,
                                              ..."
                                          
                                          En otra
                                            obra ("Sobre el
                                            Apocalipsis"), Joaquín de
                                            Fiore vuelve a referirse a
                                            la venida de Elías y Enoch
                                            en "la tribulación que
                                            acaecerá en los días de
                                            Gog", es decir, en los
                                            tiempos del fin:
                                          
                                            "... en
                                              aquella tribulación que
                                              acaecerá en los días de
                                              Gog se cree deba venir
                                              Elías, para que él pueda
                                              preceder al Juez Supremo,
                                              así como Juan Bautista fue
                                              mandado a preceder
                                              al  Redentor. Y
                                              puesto que cuando Moisés
                                              fue mandado al faraón le
                                              fue dado como compañero
                                              Aharón  (Éxodo, 5:1)
                                              no sin razón se presume
                                              que con Elías
                                                vendrá Enoch..."
                                          
                                          Enoch
                                            (Metratón) es también
                                            Moisés, como consta en las
                                            enseñanzas del Zohar, y como
                                            lo hemos ilustrado en otros
                                            Trabajos con abundantes
                                            textos, ya eruditos, ya
                                            esotéricos... En todo caso,
                                            con lo que nos consta
                                            directamente a través de la
                                            experiencia mística
                                            consciente...
                                          La cifra
                                            "1260", de las profecías de
                                            Joaquín de Fiore, no se
                                            refiere al año 1260 de
                                            nuestra era Cristiana como
                                            "el fin del mundo".
                                          Joaquín de
                                            Fiore nunca proclamó el año
                                            1260 como la fecha de
                                            tales acontecimientos.
                                          Que
                                            posteriormente a Joaquín de
                                            Fiore, otras personas hayan
                                            interpretado equivocadamente
                                            la cifra "1260", como el año
                                            del fin del mundo, y que sus
                                            adversarios, desde entonces,
                                            hasta estos tiempos,
                                            inclusive, citen esta cifra,
                                            para "echarle tierra encima"
                                            a la Vida, Obra y Misión de
                                            Joaquín de Fiore "dotado de
                                            Espíritu Profético", como de
                                            él escribió Dante en su
                                            "Divina Comedia", esas
                                            falsas interpretaciones no
                                            le restan valor a su Obra
                                            que desde entonces, hasta
                                            estos tiempos de los dos
                                            testigos del Apocalipsis, se
                                            ha remontado y sigue
                                            remontándose por encima de
                                            los adversarios de la Gnosis
                                            -Conocimiento- de la Verdad,
                                            y se ilumina cada vez más
                                            con la luz del Espíritu
                                            Santo. 
                                          La cifra de
                                            "mil doscientos y sesenta
                                            días" (1260), está en el
                                            Apocalipsis de San Juan,
                                            como hemos visto.
                                            (Apocalipsis, 11, 3).
                                          "1260",
                                            como nos lo enseña nuestro
                                            Venerable y Amado Maestro
                                            Samael Aun Weor da,
                                            kabalísticamente el Arcano
                                            "9", la Castidad, la
                                            transmutación de las
                                            Energías Creadoras Sexuales
                                            en el Matrimonio:
                                          
                                            "Esta
                                              cantidad se escribe así:
                                              1,260. Si sumamos
                                              cabalísticamente los
                                              números entre sí, tenemos
                                              el siguiente resultado 1 +
                                              2 + 6 = 9. Nueve es la
                                              novena esfera. La novena
                                              esfera es el sexo." (Enseñanzas
                                                de nuestro Venerable y
                                                Amado Maestro Samael Aun
                                                Weor).
                                            "Sólo con
                                              el Gran Arcano podemos ser
                                              salvos y recibir el nombre
                                              del Padre en la frente. El
                                              pueblo de Sión, es el
                                              pueblo de Israel
                                              (espiritual de Dios). Este
                                              pueblo está formado por
                                              todos aquellos que
                                              practican magia sexual
                                              (pueblo de castidad). (Enseñanzas
                                                de nuestro Venerable y
                                                Amado Maestro Samael Aun
                                                Weor).
                                          
                                          En el mismo
                                            Capítulo 11 del Apocalipsis,
                                            el Vidente de Patmos escribe
                                            diciendo de los "dos
                                            testigos" que "cuando ellos
                                            hubieren acabado su
                                            testimonio, la Bestia que
                                            sube del abismo hará guerra
                                            contra ellos, y los vencerá,
                                            y los matará." 
                                          La "bestia"
                                            son "las pasiones", la
                                            lujuria, el ego. 
                                          
                                            "Y después
                                              de tres días y medio el
                                              espíritu de vida enviado
                                              de Dios, entró en ellos, y
                                              se alzaron sobre sus pies,
                                              y vino gran temor sobre
                                              los que los vieron."
                                              (Apocalipsis, 11: 11).
                                          
                                          En un
                                            significado, es la
                                            resurrección de los Dos
                                            Testigos dentro de todo
                                            Iniciado Cristificado. En
                                            otra clave, son los dos
                                            Profetas Elías y Moisés.
                                          Si cada
                                            día, equivale, en una clave
                                            o significado, a un año,
                                            tenemos entonces, tres años
                                            y medio; es decir, cuarenta
                                            y dos... meses
                                            (12+12+12+6=42), cada mes de
                                            treinta días. Multiplicando
                                            cuarenta y dos por treinta,
                                            nos da la suma  de "mil
                                            doscientos sesenta días", en
                                            los cuales se cumple la
                                            profecía de los dos testigos
                                            del Apocalipsis, que
                                            profetizan, vestidos de
                                            sacos...
                                          
                                            "Tres días
                                              y medio",  y también
                                              tres años y medio (o su
                                              equivalente 42 meses, o
                                              1260 días), son "tiempo,
                                              tiempos, y la mitad" de un
                                              tiempo...
                                          
                                          En la
                                            Transfiguración nuestro
                                            Señor Jesús El Cristo
                                            aparece entre los dos
                                            Profetas Elías y Moisés, que
                                            anuncia, en uno de sus
                                            significados, la
                                            Resurrección y Glorificación
                                            del Cristo y de Sus Dos
                                            Testigos.
                                          
                                            "La
                                              Transfiguración interpreta
                                              con suma inteligencia la
                                              Ley de Moisés, enseñando a
                                              las gentes y desplegando
                                              en su trabajo todo el celo
                                              maravilloso de un Elías."
                                              (Enseñanzas de nuestro
                                                Venerable y Amado
                                                Maestro Samael Aun
                                                Weor).
                                              
                                              "Se dice que en el Número
                                              Tres está contenida la Ley
                                              de Moisés, pues en el Tres
                                              está el Espíritu Santo. El
                                              Espíritu Santo es el que
                                              nos Ilumina, el que nos
                                              enseña la Ley." (Enseñanzas
                                                de nuestro Venerable y
                                                Amado Maestro Samael Aun
                                                Weor).
                                              
                                              "... La Interpretación de
                                              esto se refiere al Maestro
                                              de Justicia que enseña la
                                              Ley a su Consejo y a todos
                                              los que se ofrecen para
                                              ser agregados a los
                                              elegidos de Dios
                                              practicando la Ley en el
                                              consejo de la Comunidad,
                                              los que serán salvados en
                                              el día del Juicio..." (Textos
                                                Esenios de Qumrán,
                                                "Comentario a Miqueas,
                                                1QPesher Miqueas (1Q14)
                                                Fragmento 10.")
                                          
                                          Los Dos
                                            Testigos del Cristo, Elías
                                            (nuestro venerable y Amado
                                            Maestro Rabolú), y Moisés
                                            (el V.M. Thoth-Moisés), dan
                                            siempre testimonio del
                                            Cristo, en todos los
                                            tiempos, y ahora también en
                                            este final de los tiempos,
                                            dando testimonio de las
                                            enseñanzas de nuestro Señor
                                            Jesús El Cristo el Hijo
                                            Unigénito del Padre
                                            Celestial Absoluto, y de Su
                                            Quinto Ángel del Apocalipsis
                                            nuestro Venerable y Amado
                                            Maestro Samael Aun Weor, el
                                            Verbo Iniciador de la Nueva
                                            Era Acuaria, el León de la
                                            Tribu de Judáh, el Buddha
                                            Maitreya y el Kalki Avatara.
                                          Estamos en
                                            el final de los tiempos, en
                                            el cumplimiento de las
                                            "Setenta Semanas".
                                          
                                            Terminado
                                              de escribir, con la Ayuda
                                              de Dios, en la Víspera del
                                              Shabbath del Día Viernes
                                              14 de Septiembre 2012.
                                            Amamos a
                                              todos los Seres, a toda la
                                              Humanidad. Cada Ser Humano
                                              es también la Humanidad.
                                            "¡Que todos
                                              los Seres sean Felices!" 
                                              "¡Que todos los Seres sean
                                              Dichosos!" 
                                              "¡Que todos los Seres sean
                                              en Paz!"
                                              
                                              De todo Corazón,
                                              Para toda la Pobre
                                              Humanidad Doliente, 
                                              Luis Bernardo Palacio
                                              Acosta
                                              Bodhisattwa del V.M.
                                              Thoth-Moisés
                                            
                                              Índex