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cambios psicológicos extraordinarios: se desarrolla la glándula pineal.
Esa glándula estuvo activa en otros tiempos, en tiempos antiquísimos de la historia; entonces el ser humano poseía aquel ojo del que nos hablara Homero en su Odisea, el Ojo de los Lacértidos, el ojo que viera en aquel terrible gigante que intentara, pues, devorarlos (a los compañeros de Ulises — Nota editorial).
Ese Ojo de los Lacértidos, no es una mera leyenda sin fundamento alguno.
Mediante la Transmutación Sexual esa glándula se desarrolla, entra en nueva actividad. Allí está ese ojo que le permite a uno percibir el ultra de todas las cosas.
Nuestro mundo no es solamente de tres dimensiones como creen los ignorantes ilustrados; en nuestro mundo existen una Cuarta Vertical; aún más, podemos asegurar con gran énfasis que existe una Quinta Vertical, y una Sexta y una Séptima. Así pues, nosotros nunca hemos visto nuestro mundo como verdaderamente es, y no lo hemos visto porque nuestros cinco sentidos están degenerados, nuestra glándula pineal está atrofiada.
Existen otros sentidos en nosotros que se hallan completamente degenerados, y que son de percepción, pero están degenerados. Si los lográramos regenerar podríamos percibir el mundo como es, con sus siete dimensiones.
Así que la cruda realidad de los hechos es que mediante la Transmutación Sexual, se puede regenerar la pineal y los
otros sentidos que se hallan atrofiados. Así tendríamos acceso a un mundo de conocimientos extraordinarios, así tendríamos acceso a las dimensiones superiores de la naturaleza y del cosmos, así podríamos ver, oír, tocar y palpar las grandes realidades de la vida y de la muerte; podríamos aprehender, capturar, todos los fenómeno, cósmicos en sí, tal cual son, y no como aparentemente son.
¡Transmutación es la clave!
¡Cambiar el Esperma, modificarlo en Energía, he ahí lo fundamental!
Ha llegado, pues, la hora de comprender todo esto a fondo, integralmente.
Si un hombre se propusiera cumplir con esta fórmula tan sencilla, con ese Artificio que nos enseñara Brown, que nos enseñara Krumm Heller, que nos enseñaran los Alquimistas Medievales, podría decirles a ustedes con gran énfasis y absoluta seguridad, que este hombre á la larga se transformaría en un Súper-Hombre; pero necesitamos [de] continuo la necesidad de cambiar, de convertirnos en algo diferente.
Eso es si no somos reaccionarios, porque al conservador y retardatario no le queda cambiar. Pero cuando uno es revolucionario de verdad, uno quiere ser distinto, uno quiere cambiar fundamentalmente, transformarse en algo, y tiene que convertirse en un Súper-Hombre, hacer de la doctrina de Nietzsche una realidad.
Es posible cambiar mediante la transmutación sexual.
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