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para soslayar tal persecución: hizo publicar la noticia de su muerte y la de su mujer. De acuerdo con sus consejos ella fingió una enfermedad que siguió un curso fatal, y cuando se la dio por muerta, estaba en Suiza aguardándole, según las instrucciones recibidas. En su lugar se enterró un trozo de madera cubierto con algunas prendas, y para cumplir estrictamente con el ceremonial, se celebró el acto fúnebre en una de las capillas que ella misma había hecho construir. Poco después, él recurrió a la misma estratagema; y como el dinero abre todas las puertas, no costó mucho ganarse la confianza de médicos y eclesiásticos. Flamel dejó un testamento en el cual disponía que se lo enterrase con su mujer y se levantase una pirámide sobre sus sepulturas; y mientras este sabio auténtico viajaba para reunirse con su esposa, se enterró un segundo trozo de madera en su lugar. Desde aquellas fechas, ambos llevan una vida muy filosófica, dedicados a viajar y a ver países. Esta es la verdadera historia de Nicolás Flamel, no la que cree usted ni la que se piensa neciamente en París, donde muy pocas gentes tienen conocimiento de la verdadera sabiduría..."
"Hay otros testigos y relatos, muy numerosos, que dan fe de la supervivencia de Flamel. Es bien curioso que todos ellos concuerden en un punto: el filósofo y su esposa se retiraron a la India cuando él se reunió con Perrenelle en Suiza, adonde ella le había precedido tras su "muerte", para hacer los preparativos del gran viaje."
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