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El Mercurio, o sea el Alma Metálica del Esperma, está representado aquí en nuestros Rituales con el Pan de la Transubstanciación. Y en cuanto al Azufre, o sea el Fuego de la Alquimia, está representado con el Vino Sagrado.
Así que el Mercurio y el Azufre tienen que combinarse incesantemente dentro de nosotros, a fin de crear por medio de ellos, los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser.
Comprendiendo todo esto, se darán cuenta ustedes del Misterio del Sello de Salomón: El Triángulo hacia arriba, el superior, indica al Azufre, el Fuego. El Triángulo inferior que se enlaza con el superior, indica el Mercurio, o sea, el Alma Metálica del Esperma Sagrado.
Cuando uno ha concluido La Gran Obra, recibe en los mundos superiores un Anillo maravilloso que es de materia Divinal. Es colocado siempre en el dedo anular de la mano derecha. ¿Qué aparece en ese anillo? El Sello de Salomón.
¿Qué indica tal Sello? Que el Iniciado ya logró mediante los cruces incesantes del Mercurio y del Azufre LA PIEDRA FILOSOFAL.
Así que mediante los cruces incesantes del Mercurio y del Azufre, se logra en primera medida crear el Cuerpo Astral; como segunda medida, crear el Mental; como tercera, crear el Causal. Quien posea un Cuerpo Físico, un Cuerpo Astral, un Cuerpo Mental, y un Cuerpo Causal, recibe por tal motivo los Principios Anímicos Espirituales, y se convierte en un Hombre auténtico, en un Hombre Real, en un Hombre Verdadero.
Así pues, quien llega a ser Hombre Verdadero se dice que ha llegado al Nacimiento Segundo, porque si como animal intelectual nació con el nacimiento primero, como Hombre Verdadero viene a nacer con el Nacimiento Segundo. El Nacimiento Segundo es para los Hombres Reales.
Todo eso se logra mediante los cruces incesantes del Mercurio con el Azufre.
En el Bautismo se alegoriza eso sabiamente: El Agua contenida en la Piedra representa precisamente al Mercurio; el Fuego de las veladoras, al Azufre de la Alquimia. Si quien se bautiza sabe combinar inteligentemente el Mercurio con el Azufre, pues logra el Nacimiento Segundo, entra al Reino de los Cielos. Pero si quien se bautiza, jamás trabaja con el Mercurio y el Azufre, pues ese bautismo no le ha servido de nada.
Así pues, el Bautismo es un Pacto de Magia Sexual. Hay que entenderlo así y no de otro modo.
Se dice que en el Bautismo, la Paloma Blanca del Espíritu Santo flota sobre la cabeza del niño que se va a bautizar. ¡Ciertamente! Es que el Espíritu Santo es el mismo Mercurio de la Filosofía Secreta.
Cuando yo entré en la parte más importante de LA GRAN OBRA, fui presentado precisamente ante El Espejo de la Alquimia. Allí vi, en el Cristal, reflejado mi propio Mercurio. En nombre de la verdad debo decirles a ustedes, que el Mercurio da a los Grandes Iniciados, precisamente ese aspecto trascendental del Gentil-Hombre. Veamos, si no, por
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