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Cuando se le preguntó si creía que Backster había descubierto algo nuevo, Karamanov replicó en tono algo tolerante: "¡Nada de eso! Que las plantas son capaces de percibir el mundo que las rodea es una verdad tan antigua como el mismo mundo. Sin percepción, no puede haber ni hay adaptación. Si las plantas careciesen de órganos sensoriales y no tuviesen medios de transmitir y procesar la información con su memoria y lenguaje propio, inevitablemente perecerían".
El profesor V. N. Pushkin, de la Unión Soviética, doctor en Ciencias Sociológicas, tratando de encontrar un significado en las reacciones de las flores, escribió:
"Es posible que exista un vínculo específico y positivo entre los dos sistemas informativos, el de las células de las plantas y el del sistema nervioso. El lenguaje de las células de las plantas puede estar relacionado con el de las células nerviosas. Estos dos tipos de células vivas totalmente distintas parecen ser capaces de "entenderse" recíprocamente".
De la misma obra, entresacamos lo siguiente:
"La magia y el misterio del mundo vegetal que existe tras estas actividades científicas se han convertido también hace poco en el tema de un libro nuevo, titulado Hierba, de un escritor popular eslavófilo, Vladimir Soloukhin, que apareció a fines de 1972 en cuatro números de la revista Nauka i Zhizn (Ciencia y vida), que tiene una circulación de tres millones. Nació Soloukhin en una aldea próxima a la antigua ciudad de Vladimir, de Rusia septentrional, y quedó fascinado con la exposición que un buen día hizo Pravda del
trabajo desarrollado por Gunar, extrañándose mucho de que no hubiese provocado más entusiasmo en sus paisanos rusos".
Es posible que estén estudiados superficialmente los elementos de la memoria de las plantas — escribe —, ¡pero por lo menos están en blanco y negro! Sin embargo, nadie es capaz de llamar a sus amigos o vecinos, nadie es capaz de gritar con voz de borracho por teléfono: ¿No te has enterado de lo que ocurre? ¡Las plantas son capaces de sentir! ¡Las plantas sienten dolor! ¡Las plantas gritan! ¡Las plantas lo recuerdan todo! ¡Las plantas piensan!
Al empezar Soloukhin a llamar por teléfono a sus amigos, lleno de entusiasmo y alegría, se enteró por uno de ellos de que un miembro notable de la Academia Soviética de Ciencias, que trabajaba en Akademgorodok, la nueva población habitada casi exclusivamente por científicos investigadores y situada en las afueras del centro industrial mayor de Siberia Novosibirsk, había dicho lo siguiente:
"¡No se asombren! También nosotros estamos realizando muchos experimentos de este tipo, todos los cuales se polarizan hacia una sola idea: las plantas tienen memoria. Son capaces de recoger impresiones y retenerlas largos periodos. Hicimos que un hombre molestase y hasta torturase a un geranio varios días seguidos. Lo pellizcó, lo despedazó, le pinchó las hojas con una aguja, echó ácidos en sus tejidos, lo quemó con un fósforo y le cortó las raíces. Otro hombre cuidó con todo cariño al mismo geranio, lo regó, removió y esponjó su suelo, lo salpicó con agua fresca, buscó apoyo para sus ramas más pesadas y atendió a sus
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