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La Obra se realiza, pues, en períodos de tiempo, pero, todo eso se puede realizar en una sola existencia bien aprovechada.
El Génesis y el Apocalipsis son textos de Alquimia. El Génesis es para vivirlo ahora mismo con nuestro trabajo íntimo y lo mismo el Apocalipsis. El Apocalipsis es el libro de la Alquimia.
— Maestro Samael, ¿e1 Apocalipsis, está desvirtuado en las diferentes traducciones?
Esto es lo único con lo que no se ha metido nadie. Nadie lo entiende, nadie se mete con él, se ha podido salvar de la desgracia. Pero toda la Gran Obra está en el Apocalipsis, ése es el libro de la Sabiduría, el libro donde están las leyes de la Naturaleza. Pero cada uno tiene su propio Apocalipsis interior. Existe el Apocalipsis de Pedro, el de Juan, el de Pablo y también existe el Apocalipsis dentro de cada uno de nosotros. Cada uno tiene su propio Apocalipsis y hay dos formas de vivirlo: o lo vivimos dentro de nosotros mismos haciendo la Gran Obra, o lo vivimos con la Naturaleza, con la Humanidad en general. Por ejemplo, la Humanidad actual ya lleva roto el sexto Sello, está aguardando, seguramente, romper el séptimo Sello. Cuando eso sea, habrá un gran temblor, vendrá el cataclismo final, la destrucción total de esta raza. Si eso lo vive uno dentro de sí, es pavoroso, y culmina con el Maestro resurrecto. Los siete sellos representan los siete cuerpos: Físico, Etérico, Astral, Mental, Causal, el Búdhico y el Átmico.
El Apocalipsis es interior profundo y es para vivirlo dentro de uno mismo.
Lo mismo que los Evangelios. Los cuatro Evangelios de Cristo son alquimistas y son para vivirlos dentro de uno mismo ya que el Cristo está dentro de uno mismo, dentro de uno mismo uno debe encontrarlo. Él es el Director de todo el trabajo de laboratorio.
Pero, ¿el Jesús histórico sí existió, Maestro?
El Jesucristo interior existe, y el histórico también existió. El mérito de Él fue que hizo conocer la doctrina del Jesucristo íntimo particular de cada uno de nos, allí está su mérito, Él propagó la doctrina del Cristo íntimo. Por ejemplo, Budha, su mérito, está en que enseñó la doctrina del Budha íntimo. Jesús de Nazaret hace conocer la doctrina del Jesucristo íntimo de cada uno de nosotros. Conque esto es Jeshua y Jeshua es Salvador. La Madre Divina Kundalini, antes de ser fecundada, es la Virgen negra que está en los sótanos de todos los monasterios góticos. A ella se le honra con velas, con veladores de color verde, con la esperanza que algún día despierte el león verde, el fuego. Pero ya fecundada por el Logos, es la Divina Madre, la Divina Concepción con el niño en sus brazos. Ese niño que desciende se hace hijo de la Divina Madre de uno, aguardando el instante de entrar en nuestro cuerpo para comenzar el proceso de la Gran Obra. El Salvador de cada uno de nosotros, el Jesucristo interior, eso es lo que cuenta. Nuestro Jeshua íntimo, nuestro Salvador, cada uno de nosotros tiene que encontrar su Salvador interior.
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