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El Sacramento de la Iglesia del Amor está siendo profanado por muchos neófitos que trabajan toscamente en la Forja de los Cíclopes, crudamente, brutalmente, pasionalmente, pero no refinan su Trabajo y las Aguas permanecen Negras.
Cuando se comienza a refinar el trabajo, tales Aguas se vuelven BLANCAS. Inefables, entonces se adquiere el derecho a usar la túnica blanca de la Castidad.
Mucho más tarde, cuando las Aguas se vuelven AMARILLAS, son ya útiles para que puedan ser fecundadas por el AZUFRE.
El AZUFRE es el FUEGO, el Fuego encerrado, pues, en nuestros órganos creadores; el Fuego que al mezclarse con el Mercurio, es decir, con la Energía Sexual, asciende victorioso por el canal medular hasta el cerebro. El ascenso del Fuego Sagrado es extraordinario.
El primer Centro que se abre es el de la Iglesia del Coxis, de la Iglesia de Efeso en el hueso coxígeo que nos da el poder esotérico del elemento tierra. El segundo Centro que se abre está a la altura de la próstata, que nos da el poder sobre las Aguas tormentosas del océano. El tercer poder que se abre está a la altura del ombligo y el poder que se nos confiere es sobre el elemento fuego; podemos entonces poner en actividad los volcanes de la Tierra. El cuarto poder que se abre está a la altura del corazón y nos da el poder para entrar y salir del cuerpo a voluntad, o para poner el cuerpo en estado de Jinas; nos confiere el señorío del elemento aire. El quinto Centro que se abre, está en la laringe creadora que nos permite hablar en síntesis y escuchar las Sinfonías del
Cosmos. El sexto poder está a la altura del entrecejo, y nos confiere la Divina Clarividencia, facultad que nos permite ver los Mundos Superiores. Y el séptimo Centro que se abre, está en la glándula pineal, y nos confiere el poder de la Polividencia, ver todas las regiones del espacio infinito.
El Mercurio mezclado con el Azufre abre estas ruedas. Cuando el Mercurio se mezcla con el Azufre, es decir, con el Fuego, se vuelve ROJO como la Púrpura.
Sinceramente, repito, muchos son los que permanecen estancados porque no refinan el Sacramento de la Iglesia de Roma.
El excedente de todo este Azufre, de todo este Mercurio, y más aún, de la Sal sublimada que asciende mezclada con el Azufre y el Mercurio, cuando cristaliza en nuestras células, en nuestro sistema nervioso Gran Simpático, toma la forma extraordinaria y maravillosa del Cuerpo Astral.
Este Cuerpo viene a Fabricarse dentro del organismo, en el laboratorio; un Cuerpo magnífico. Uno sabe que tiene Cuerpo Astral, cuando puede funcionar con él, cuando puede usarlo como las manos, como los pies. Con el Cuerpo Astral puede uno visitar los otros planetas del sistema solar; con el Cuerpo Astral podemos nosotros ponernos en contacto con los Treinta Aeones que fun- cionan en la Aurora de la Creación; con el Cuerpo Astral podemos ponernos en contacto con todos esos Arcángeles, Tronos, que existen en el Universo; con el Cuerpo Astral podemos viajar a todos los mundos de la Galaxia, incluyendo a Sirio que es
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