Estar en todo momento "en el recuerdo de la Íntima Divinidad", es decir, de IAO ELOHIM (Su Santo Nombre ¡que no hay que pronunciar en vano!), "el SEÑOR (IAO) nuestro DIOS (nuestro ELOHIM)", nuestro PADRE-MADRE Divinal, íntimo, interior, individual, particular, en el SER dentro de cada uno de nosotros mismos, sintiéndolos siempre, con Amor, en nuestro corazón, es la clave para poder estar en todo instante, "desde la alborada hasta el anochecer del día siguiente" en Vigilia (auto-observación psicológica en pensamientos, sentimientos y acciones) y en Oración (petición a nuestra Madre Divina Kundalini íntima, individual, particular, para que nos saque y desintegre el "yo" o defecto psicológico descubierto en ese mismo instante), para no entrar en tentación. Y así podemos estar en "el Temor de Dios", que debe de entenderse como el verdadero Amor a Dios, que es el temor a pecar. Este es el Principio y el Fin de la Sabiduría.
El Apóstol Pablo en su "Primera Epístola a los Corintios" (15: 40-50) hace una clara distinción entre el "Hombre Terrenal" y el "Hombre Celestial".
Es necesario entender que al "Hombre Terrenal" al que se refiere el Apóstol Pablo hay que crearlo dentro de cada uno de nosotros mismos, para que pueda surgir después en nuestro interior el "Adam Celestial", el "Hombre Celestial":
"Y cuerpos hay celestiales, y cuerpos terrestres; mas ciertamente una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrestres:…" (15:40).
"Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción se levantará en incorrupción;…" (15:42).
"Así también está escrito: Fué hecho el primer hombre Adam en ánima viviente; el postrer Adam en espíritu vivificante." (15:45).
"El primer Hombre, es de la tierra, terreno: el segundo Hombre que es el Señor, es del cielo." (15:47).
"Cual el terreno, tales también los terrenos; y cual el celestial, tales también los celestiales. Y como trajimos la imagen del terreno, traeremos también la imagen del celestial." (15:48-49).
La comprensión de los estudios que aquí realizamos se la debemos, gracias a Dios, (primeramente por la Ayuda de nuestro Padre-Madre Divinal, interior, particular, nuestro Real Ser) al estudio y a la práctica de las Enseñanzas Gnósticas que nos han transmitido nuestro Venerable y Amado Maestro Samael Aun Weor y nuestro Venerable y Amado Maestro Rabolú; como asimismo a los estudios, a la Luz de sus Enseñanzas, de la Palabra de Dios en las Enseñanzas de nuestro Señor Jesús El Cristo y de Sus Apóstoles.
El así llamado "hombre" del planeta Tierra, no es el "Hombre Terrenal".
Las "Ciencias Naturales" establecen que hay "tres reinos" en la naturaleza: reino mineral, reino vegetal, reino animal; y al "reino animal" lo dividen en dos "reinos": el reino de los "animales racionales" o "intelectuales", y el reino de los "animales irracionales". Clasifica las "Ciencias naturales" al "hombre", como una especie animal intelectual. Platón definía al "hombre" como un "animal bípedo sin plumas". Aristóteles lo definía como un "animal social". San Pablo lo llama "hombre animal" con "mente animal".
"… El hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura: y no las puede entender, porque se han de examinar espiritualmente." (Primera Epístola del Apóstol San Pablo á Los Corintios 2: 14).
Queda claro, que para Platón y Aristóteles (en nombre de la Filosofía), para el Apóstol Pablo (en nombre de la Teología Cristiana), y para las Ciencias Naturales (en nombre de la Ciencia), el así llamado "hombre" es una especie que pertenece al "reino animal", el "animal intelectual".
El "animal intelectual", no es el "Hombre Terrenal", del Apóstol Pablo.
El Apóstol Pablo nos dice que así "… como trajimos la imagen del terreno, traeremos también la imagen del celestial." (1 Corintios, 15:48-49).
Mas no es posible que el "hombre" en su condición de "animal racional" o "intelectual" pueda traer o atraer la Imagen del "Hombre Celestial", puesto que primero hemos de traer la Imagen del "Hombre Terrenal".
Hay que crear primero al "Hombre Terrenal", interiormente, para poder después traer la Imagen del "Hombre Celestial".
Para que quede claro de manera incuestionable, lo que aquí estamos explicando, vamos a referirnos al encuentro y al diálogo entre Jesús y Nicodemo:
"Y HABÍA un hombre de los Fariseos que se llamaba Nicodemo, príncipe de los Judíos. Este vino á Jesús de noche, y díjole: Rabbí, sabemos que has venido de Dios por Maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no fuere Dios con Él. Respondió Jesús, y díjole: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios. Dícele Nicodemo: ¿Cómo puede el hombre nacer siendo viejo? ¿puede entrar otra vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer otra vez. El viento de donde quiere sopla, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni á dónde vaya: así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Respondió Nicodemo, y díjole: ¿Cómo puede esto hacerse? Respondió Jesús, y díjole: ¿Tú eres el Maestro de Israel, y no sabes? De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. Si os he dicho cosas terrenas, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre, que está en el cielo. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado; para que todo aquel que en Él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree [tenga Fe], no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios á Su Hijo al mundo, para que condene al mundo, mas para que el mundo sea salvo por Él." (Juan 3: 1-17).
A "un hombre de los Fariseos que se llamaba Nicodemo," Jesús el Salvador del Mundo, le dice que no había nacido "otra vez", y le insistía en la necesidad de "nacer otra vez". Y le aclara más adelante que le está hablando de "cosas terrenas", y aún siendo "el Maestro de Israel" no las sabía, y no las creía; y Jesús le hace énfasis en que habiéndole hablado de "cosas terrenas" no las creía, mucho menos iría a creer si le dijera del Misterio de "las celestiales"… Jesús le estaba hablando del Misterio del Nacer "otra vez" como un "Hombre Terrenal", al decirle que le había "dicho cosas terrenas"… No obstante Nicodemo ser llamado "un hombre", necesitaba Nacer por Segunda Vez, es decir, Nacer dentro de él mismo, interiormente como "Hombre Terrenal"; y entonces podría después comprender el Misterio de "las [cosas] celestiales", es decir del Nacimiento del "Hombre Celestial"…
Nicodemo se convirtió en Discípulo de nuestro Señor Jesús El Cristo: Lo defendió ante los sacerdotes y fariseos; y junto con José de Arimatea ayudó a preparar el Cuerpo de Jesús para depositarlo en el Santo Sepulcro:
"Díceles Nicodemo (el que vino á Él de noche, el cual era uno de ellos): ¿Juzga nuestra ley á hombre, si primero no oyere de Él, y entendiere lo que ha hecho?" (Juan 7, 50-51).
"Después de estas cosas, José de Arimatea, el cual era discípulo de Jesús, mas secreto por miedo de los Judíos, rogó á Pilato que pudiera quitar el cuerpo de Jesús: y permitióselo Pilato. Entonces vino, y quitó el cuerpo de Jesús. Y vino también Nicodemo, el que antes había venido á Jesús de noche, trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras. Tomaron pues el cuerpo de Jesús, y envolviéronlo en lienzos con especias, como es costumbre de los Judíos sepultar. Y en aquel lugar donde había sido crucificado, había un huerto; y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aun no había sido puesto ninguno. Allí, pues, por causa de la víspera de la Pascua de los Judíos, porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron á Jesús." (Juan, 19: 38-42).
Jesús al hablarle a Nicodemo de las "cosas terrenas" o del Nacimiento dentro de él del "Hombre Terrenal", le habla en un lenguaje esotérico, es decir, en el lenguaje de "la Sabiduría Oculta": "… el que no naciere otra vez,… el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios… Os es necesario nacer otra vez… os he dicho cosas terrenas,…" Seguidamente Jesús le habla a Nicodemo de la clave esotérica para Nacer "otra vez", con las siguientes palabras:
"Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado;…"
Jesús le decía a Nicodemo que para Nacer "de agua y del Espíritu", para "nacer otra vez", como "Hombre Terrenal", necesitaba levantar dentro de él, interiormente "la serpiente", así "como Moisés" la "levantó… en el desierto,…"
"La serpiente" que Moisés levantó en el desierto, en "una asta" o "vara", es "una serpiente de bronce":
"Y YHVH envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo: y murió mucho pueblo de Israel. Entonces el pueblo vino á Moisés, y dijeron: Pecado hemos por haber hablado contra YHVH, y contra ti: ruega á YHVH que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo. Y YHVH dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá. Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía." (Números 21: 6-9).
Esta "Serpiente Ardiente" "de Bronce", que hay que levantar en la "Vara", tiene el poder de anular el otro poder tentador de las serpientes que mordían a los Israelitas en el desierto, y quien mira a "la Serpiente de Bronce", vive. La Serpiente de Bronce tiene su equivalente en la Mujer que, en el Génesis, le quebranta la cabeza a la serpiente tentadora:
"Y YHVH Dios dijo á la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida: Y enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar." (Génesis 3: 14-15).
"La Mujer" y Su "Simiente", en una clave, son la Santísima Virgen María y Su Hijo nuestro Señor Jesús El Cristo; en otro significado son nuestra Madre Divina Kundalini íntima, individual, particular, y Su Hijo el Cristo Íntimo, Interior.
La "Serpiente Ardiente" levantada en la "Vara" es obviamente una Serpiente de Fuego, llamada en lenguaje esotérico "Serpiente de Bronce", que significa la Serpiente KUNDALINI, el Fuego Sagrado del Kundalini o del Espíritu Santo, que despertamos y levantamos en la "asta" o "vara" de nuestra columna cerebro-espinal.
Estando siempre en Vigilia o "auto-observación psicológica", y en momentos de una tentación, (ya sea por un pensamiento, un sentimiento, o una acción, así sea un detalle pequeño), acudimos o "miramos" (dentro de nosotros) invocando, pidiendo a la Serpiente de Fuego, a la Kundalini (nuestra Madre Divina Kundalini, íntima, individual, particular, la "Mujer-Serpiente"), Ella de inmediato nos auxilia para desintegrarnos el defecto psicológico que nos quiere meter en tentación o hacer caer en tentación.
Aunque el aspirante todavía no haya Despertado el Fuego Sagrado del Kundalini, pero si realmente anhela un verdadero cambio interior, la Madre Divina Kundalini íntima, individual, particular, acude también a la petición si se la invoca con fuerza y con fe al descubrirse un defecto, por medio de la auto-observación psicológica y de la súplica a la Madre Divina Kundalini para que nos saque el defecto descubierto y nos lo desintegre en ese mismo instante.
Mas es obvio, que la persona que Despierta y Levanta a la Serpiente Kundalini en la vara de su columna cerebro-espinal, la Madre Divina actúa con más Fuerza y Poder, y puede también lograr la Creación del "Hombre Terrenal" y traer la Imagen del "Hombre Celestial".
Por medio de la práctica del Misterio del "Arcano" de "Los Tres Factores", realizado entre un hombre y una mujer, es decir, entre el esposo y su propia esposa, que es la transmutación de nuestra propia "agua" en energías creadoras sexuales, en el matrimonio, despertamos y levantamos el Fuego del "Espíritu" Santo, el Fuego del Kundalini.
Por ello fue que Jesús le dijo a Nicodemo que le era necesario nacer "de agua y del Espíritu…"
De "Agua", porque primero (por medio de la práctica de Los Tres Factores), al transmutar el "Agua" del "Ens Seminis" o de la "Entidad del Semen", se transmuta en energías creadoras, que es el secreto de separar "las aguas de las aguas", como está escrito en el Libro del Génesis (1:6). Más adelante, de las energías creadoras transmutadas, surge el "Espíritu", es decir, el Fuego del Espíritu Santo, el Fuego Sagrado del Kundalini, la Serpiente Ardiente, la Serpiente de Bronce, la Serpiente de Fuego que se levanta en la Vara de nuestra columna cerebro-espinal, así como Moisés la levantó en el desierto.
Con el Fuego del Espíritu Santo o del Kundalini, creamos dentro de nosotros, otros cuerpos, llamados los "Cuerpos de Fuego" (Astral, Mental y Causal o de la Voluntad). Una vez creados los Cuerpos de Fuego, habremos logrado el Nacimiento Segundo, habremos nacido "otra vez", como "Hombre Terrenal".
El Apóstol San Pablo se refiere a uno de estos Cuerpos (el Cuerpo Astral), donde está escrito:
"CIERTO no me es conveniente gloriarme; mas vendré á las visiones y á las revelaciones del Señor. Conozco á un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo [si en Cuerpo Astral], no lo sé: Dios lo sabe) fué arrebatado hasta el tercer cielo. Y conozco tal hombre, (si en el cuerpo, ó fuera del cuerpo, no lo sé: Dios lo sabe,) Que fué arrebatado al paraíso donde oyó palabras secretas que el hombre no puede decir. De este tal me gloriaré, mas de mí mismo nada me gloriaré, sino en mis flaquezas." (2 Corintios, 12: 1-5).
Habiendo nacido como un "Hombre Terrenal", podemos entonces atraer la Imagen del "Hombre Celestial" que es "el Hijo del Hombre".
Por ello nuestro Señor Jesús el Cristo, hablando siempre en lenguaje esotérico u oculto, le dice después a Nicodemo, que habiendo levantado primero la Serpiente "en el desierto" de la existencia, hay que proceder también a levantar al "Hijo del Hombre". A partir de aquí, Jesús le habla a Nicodemo de "las ["cosas"] celestiales", del "Hombre Celestial" que es "el Hijo del Hombre".
Si no realizáramos este Arcano dentro de sí mismos, no podríamos "entrar en el reino de Dios." Y este Arcano solamente se puede realizar entre un hombre y una mujer, en el matrimonio. Por ello fue que "en el Arca de Noé", solamente entraron y se salvaron del "Diluvio", parejas, matrimonios: Noé con su Esposa, los Hijos de Noé, cada uno con su respectiva Esposa. Por ello fue que Dios dijo de Adán, antes de la creación de Eva:
"Y dijo YHVH Dios: No es bueno que el Hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. YHVH Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ése es su nombre. Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. Entonces YHVH Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que YHVH Dios tomó del Hombre, hizo una Mujer, y la trajo al Hombre." (Génesis 2: 18-23).
La unión sexual, con castidad, sin fornicar nunca, entre un hombre y una mujer unidos en matrimonio, transmutando sus propias energías creadoras, es la clave del Arcano, del Arca de Noé.
En todo caso, y por una Gracia del Cielo, de nuestro Padre que está en los Cielos, de las Jerarquías Superiores de la Logia Blanca, si una persona, ya sea soltera o casada, se dedica a desintegrar sus defectos psicológicos en pensamientos, sentimientos y acciones "de instante en instante, de momento en momento", estando en todo momento en Vigilia y en Oración para no caer en tentación, puede llegar a salvar su alma. Y es claro que, con la Ayuda de Dios, si nos dedicamos a "Morir de instante en instante, de momento en momento" continuamente durante toda la vida, logramos la verdadera castidad y el Amor consciente por la Humanidad, y la salvación de nuestras Almas. Y en el lugar a donde nuestro Padre que está en los Cielos le permita vivir, o nacer (retornar) en una nueva existencia, se le brindará la oportunidad de practicar el Arcano, para lograr el Nacimiento Segundo y poder continuar realizando toda la Obra del Padre, trayendo la Imagen del Adam Celestial. Mas si se tiene aquí la oportunidad de practicar el Arcano en el matrimonio, es una oportunidad muy valiosa para lograr "aquí y ahora" la realización de la Gran Obra del Padre, y poder entrar en el Reino del Cielo, en el Reino de Dios.
Cuando hemos logrado interiormente, dentro de nosotros mismos "nacer otra vez" o el Nacimiento Segundo, se nos presenta la escogida del Camino. Pero, solamente el Iniciado que escoge el Camino Directo, puede encarnar, por Gracia de nuestro Padre que está en los Cielos, al Hijo del Hombre, al Cristo Íntimo, que en la Kabbaláh es llamado "Tiphéreth", el "Adam Celestial", mas todavía como un niño muy débil y pequeño que tiene que crecer, desarrollarse, fortalecerse y perfeccionarse.
Para poder "entrar en el reino de Dios", que es el Reino de nuestro Padre que está en los Cielos", no solamente necesitamos Nacer "otra vez", que es el Misterio de las "cosas terrenas", o el Nacimiento del "Hombre Terrenal", sino que debe descender dentro de nosotros "el Hijo del Hombre [Tiphéreth], que está en el cielo…", para poder después subir "al cielo", que es el Misterio "de las (cosas) celestiales", del "Adam Celestial".
Tiphéreth o el Hijo del Hombre nace en el alma, en el corazón del Iniciado que lo ha encarnado, como un niño. Este es también el Misterio de las Palabras de nuestro Señor Jesús El Cristo: "Y [Jesús] dijo: De cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos." (Mateo 18: 3). Porque solamente en el Iniciado que ha creado primero al "Hombre Terrenal", y ha escogido el Camino Directo, nace como un "Niño" Tiphéreth, y así, volviéndose el Iniciado y siendo (esotéricamente, espiritualmente) "como un niño", podrá subir al Cielo, y entrar al Cielo de nuestro Padre Celestial.
Mas no basta tener comprensión de estas explicaciones, o solamente hablar de ellas, o leerlas o repetirlas, hay que nacer "otra vez" verdaderamente, de hechos, y hay que encarnar en nuestra alma, en nuestro corazón al "Niño" que es Tiphéreth o el Jesús Cristo íntimo, individual, particular.
Hay que tener en cuenta, asimismo, que nuestro Señor Jesús El Cristo, nos dice:
"No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: mas el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad. Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé á un hombre prudente, que edificó su casa sobre la peña; Y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y combatieron aquella casa; y no cayó: porque estaba fundada sobre la peña. Y cualquiera que me oye estas palabras, y no las hace, le compararé á un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; Y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, é hicieron ímpetu en aquella casa; y cayó, y fué grande su ruina." (Mateo 7: 21-27).
No basta decir "Señor, Señor", para aspirar a entrar "en el reino de los Cielos", sino que hay que hacer también la Voluntad de Dios, la Voluntad de nuestro Padre que está en los cielos, por más que se profetice, se lancen demonios, se hagan milagros, se hable en lenguas, se tengan facultades, poderes, etc. Es necesario hacer la Voluntad de Dios…
El Apóstol San Pablo nos define claramente cuál es la Voluntad de Dios:
"Porque ya sabéis qué mandamientos os dimos por el Señor Jesús. Porque la voluntad de Dios es vuestra santificación: que os apartéis de fornicación; Que cada uno de vosotros sepa tener su vaso en santificación y honor; No con afecto de concupiscencia, como los Gentiles que no conocen á Dios: Que ninguno oprima, ni engañe en nada á su hermano: porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y protestado. Porque no nos ha llamado Dios á inmundicia, sino á santificación." (1 Tesalonicenses, 4: 2-7).
La "santificación" es la eliminación de nuestros defectos psicológicos (ira, codicia, lujuria, envidia, pereza, orgullo, gula, etc.), en pensamientos, sentimientos y acciones, "en todo momento", estando siempre en Vigilia y en Oración para no caer en tentación. Apartarse de fornicación, es no fornicar, es decir, no derramar, no eyacular nunca nuestra simiente sexual, como está muy claro en el capítulo 15 del Libro del Levítico en el Antiguo Testamento. "Tener" el propio "Vaso en santificación y honor", es tener a la propia Esposa con castidad, fidelidad, con cariño, con respeto, con Amor. Porque si se tiene a la Esposa que es el "Vaso" "con afecto de concupiscencia" (lujuria, inmundicia, y todo lo que es contrario a la castidad, al verdadero Amor) se es un Gentil "que no conoce a Dios".
Esta es, por lo tanto, la base principal, sólida y firme, para hacer la Voluntad de Dios.
En todo caso, Tiphéreth o el Hijo del Hombre, nace como un niño muy débil, muy pequeñito en la Primera Montaña. En los Trabajos esotéricos de la Segunda Montaña, hay que convertir los Cuerpos de Fuego en Cuerpos de Oro. Cuando se ha transmutado el Cuerpo Causal de Fuego en un Cuerpo de Oro, el Hijo del Hombre surge dentro del Iniciado convertido en un Niño de Oro que debe de crecer de acuerdo al Trabajo con los Tres Factores hasta llegar a la Edad Adulta para vivir en el Mundo Causal todo el Drama Crístico, tal como lo vivió nuestro Señor Jesús el Cristo, y pasar por la Muerte y por la Resurrección esotéricas. Cuando el Cristo interior Resucita dentro del corazón del Iniciado, cristaliza en Él el Espíritu Santo. En la Tercera Montaña, cuando el Espíritu Santo se Desposa y se Integra con Su Aspecto Divinal Femenino en "Bodas Edénicas", entonces surge completo el Andrógino "Adam-Eva", que es el "Adam Celestial", el "Adam Kadmon".
En las Sephiróth del Árbol de la Vida de la Kabbaláh, su correspondencia con los Cuerpos del "Hombre Verdadero", el "Hombre Terrenal", es la siguiente: Cuerpo Físico (Maljút), Cuerpo Vital (Yesod), Cuerpo Astral (Hod), Cuerpo Mental (Netzáh), Cuerpo Causal o de la Voluntad (Tiphéreth, el Alma Humana), Cuerpo Búddhico o Intuicional (Guevuráh, el Alma Espiritual), Cuerpo Átmico o del Íntimo (Jésed). Nuestro Venerable y Amado Maestro Samael Aun Weor nos Enseña que aunque el Cuerpo de la Voluntad está relacionado con Tiphéreth, la "Iniciación de Tiphéreth" solamente la recibe el Iniciado que escoge el Camino Directo, como una Gracia del Padre.
En la Segunda Montaña, estos Cuerpos, llamados "Cuerpos de Fuego", hay que transmutarlos en "Cuerpos de Oro". Luego viene la Cristalización de las Sephiróth Bináh, Jojmáh y Kether, en la Tercera Montaña, quedando así constituido "el Hombre Celestial", "Adam Kadmon".
Antes de la Creación, la primera Emanación del Absoluto o Infinito "Ain Soph" es "Adam Kadmon" el "Hombre Primordial", el Hombre "Arquetípico", encarnado en Su nivel superior y más elevado en nuestro Señor Jesús El Cristo, el Hijo Unigénito del Padre Celestial Absoluto.
En el Absoluto, el "Ain Soph" emana del Padre Inmanifestado Absoluto.
Nuestro Señor Jesús El Cristo es la Jerarquía más Elevada, porque no solamente es la primera Emanación como el "Adam Kadmon Arquetipo", del Ain Soph o Sagrado Infinito, sino que ES también la Primera y Única Emanación (el "Monogenes" o el "Hijo Unigénito") del Padre Inmanifestado en el seno mismo del Absoluto. Y al "Hijo Unigénito", el Padre Inefable e Inmanifestado, le dio la potestad de que de Él surgieran todas las otras Emanaciones en el seno del Absoluto.
El Pre-Padre Inmanifestado Absoluto es Incomprensible, Invisible, Eterno, y no generado. Del Pensamiento, de la Gracia, y del Silencio Absoluto del Pre-Padre, fue emanado El Hijo Unigénito ("Monogenes"), El Cristo que es también el Padre y el Inicio del Todo en el seno del Absoluto, y junto con Él, y en Él fue emanada "La Verdad". El Hijo Unigénito es el Padre del Pleroma o "el Reino de la Luz".
La Primera Emanación del Absoluto (que no hay que confundir con la anterior y Única Emanación del Pre-Padre, la emanación del Hijo Unigénito), Adam Kadmon, o Jesús-Cristo, el Primogénito de la Creación, emana directamente del Hijo Unigénito. Por lo cual Jesús El Cristo es el Hijo Unigénito, porque es la Única emanación del Pre-Padre Inmanifestado Absoluto; mas también es "el Primogénito de la Creación", porque como Adam Kadmon es la primera emanación del Padre Absoluto.
Los Gnósticos Cristianos Valentinianos llamaban a Jesús: "La Flor Perfecta del Pleroma", o del Reino de la Luz.
En los Trabajos esotéricos de las Tres Montañas, cuando un Iniciado, en la Tercera Montaña ha logrado la cristalización completa de su propio Adam Kadmon, este Adam, traído "de Arriba", es el Segundo Adam del que nos habla el Apóstol Pablo, el Adam Celestial.
Nuestro objetivo es regresar, realizados, Cristificados totalmente, a nuestro Padre que está en los Cielos, e integrarnos como una Unidad en el Sagrado Infinito o "Ain Soph", que es la Liberación total. Y a Él hemos de elevar nuestro corazón, muy especialmente en la Suprema Oración "El Padre Nuestro", que nos Enseñó nuestro Señor Jesús El Cristo.
Lo primero que necesitamos practicar en todo momento y durante toda la vida es la auto-observación psicológica en pensamientos, sentimientos y acciones, y la súplica con fuerza y con fe, a nuestra Madre Divina Kundalini íntima, individual, particular, para que nos saque y nos desintegre el defecto psicológico que hemos descubierto en ese mismo instante. Esta es la explicación práctica del significado de las palabras de nuestro Señor Jesús El Cristo: "Velad y Orad para que no entréis en tentación". Cada "yo" o defecto psicológico para alimentarse de nuestras energías, se manifiesta en cada uno de los cinco centros: intelectual, emocional, motor, instintivo, sexual. Por lo cual, cada vez que lo descubramos en alguno de estos cinco centros, hay que pedirle de inmediato, (antes de que nos robe nuestras energías), sin pérdida de tiempo, a nuestra Madre Divina Kundalini que nos lo saque y lo desintegre. Este Trabajo es de toda la vida, y de infinita paciencia, y de mucha comprensión, porque mientras no se haya logrado la desintegración total, uno a uno, de los miles de "yoes-diablos" que creamos en esta existencia y en las anteriores, siempre aparecerán en los cinco centros los defectos psicológicos. Y cuanto más se desarrolla en uno el sentido de la auto-observación psicológica, más "yoes" va descubriendo uno a cada instante. La falta, la falla, estaría en identificarse uno con algún "yo" y no aplicarle la muerte mística, en ese mismo instante en que lo descubrimos.
Si así procedemos, entonces podemos realizar correctamente el Trabajo con "Los Tres Factores", y lograr el Nacimiento Segundo y la encarnación en nosotros del "Adam Celestial". Esta es la clave de todo el Trabajo y la base fundamental, tal y como nos lo han Enseñado nuestro Venerable y Amado Maestro Samael Aun Weor y nuestro Venerable y Amado Maestro Rabolú, y a quienes todo se lo debemos.
Estas Enseñanzas se las debemos a nuestro Señor Jesús El Cristo, al Apóstol San Pablo, a nuestro Venerable y Amado Maestro Samael Aun Weor y a nuestro Venerable y Amado Maestro Rabolú. Mi persona pecadora no tienen ningún valor, soy únicamente un imperfecto instrumento al servicio de la Gran Obra del Padre. Como estudiantes de la "sabiduría oculta", estamos solamente dando Testimonios (no solamente en teoría, sino de hechos, porque es lo que, por la Gracia de Dios, hemos vivido y estamos viviendo) de Sus grandiosas Enseñanzas Gnósticas, ("la Sabiduría Oculta"), para bien de la Gran Obra del Padre y de toda la Pobre Humanidad Doliente.