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perfeccionarlos, convertirlos en Oro puro, oro espiritual de verdad. No se extrañen pues que Juan o que Santiago tengan un cuerpo Astral de oro puro, un Mental del mismo metal o el Causal o el Búdhico o el Átmico; ellos lograron realizar la Gran Obra. Si por algo el Conde Saint Germain podía transmutar el plomo en oro, es porque él mismo era oro, el aura del Conde Saint Germain es de oro puro, los átomos que forman esa aura son de oro, los Cuerpos Existenciales Superiores son de Oro de la mejor calidad; en esas condiciones él puede echar una moneda en el crisol, sí, derretiría, y luego con el poder mismo que lleva dentro, transmutaría en oro puro, porque él es oro. Eso es lo que se llama realizar la Gran Obra, en esto hay grados y grados; primero hay que alcanzar la Maestría, después tenemos que convertirnos en Maestros Perfectos y mucho más tarde alcanzar el grado de Gran Elegido. Gran Elegido y Maestro Perfecto es todo el que ha realizado la Gran Obra. Así como nos encontramos realmente estamos mal, nosotros necesitamos pasar por la Transformación Radical y eso solamente es posible de verdad, destruyendo los elementos inhumanos y creando los humanos, sólo así marcharemos hacia la liberación final.
En la Catedral de Notre-Dame de París, como les digo, en un rinconcito está la Piedra Maestra o la Piedra del Ángulo, que los edificadores de todas las sectas, escuelas, religiones y demás, rechazaron. Piedra escogida, preciosa, pero tiene la figura de Lucifer; esto asustaría a los profanos; incuestionablemente, mis caros hermanos, sólo allí en el sexo, podremos encontrar ese principio Luciferino que será la base
misma para la auto-realización. Pero, ¿por qué Lucifer es el Hilo de Ariadna? ¿Por qué es precisamente él quien ha de conducirnos hasta la liberación final, cuando en verdad se le ha tenido por el enemigo? He dicho muchas veces, y lo he afirmado enfáticamente en esta cátedra, que es la reflexión del Logos Interior dentro de nosotros mismos, la sombra de nuestro Íntimo Dios en nosotros y para nuestro bien, pues es el entrenador. Dios no puede tentarnos, nos tientan nuestras propias concupiscencias, así lo enseña Santiago el patrono de la Alquimia, el patrono de la Gran Obra.
¿Entonces qué es lo que hace Lucifer? Él se vale de nuestras propias concupiscencias, las hace pasar por la pantalla del entendimiento, con el propósito de entrenarnos psicológicamente, de hacernos fuertes; mas si fallamos, fracasamos en la Gran Obra; sin embargo podemos fallar y rectificar, si rectificamos triunfamos en la Gran Obra; cualquiera puede fallar, por sus fallas sabe que tiene delitos que corregir, que eliminar; así Lucifer nos entrena, nos educa, nos forma y a fuerza de tanto entrenamiento nos libera, nos va conduciendo de esfera en esfera hasta nuestro Hiram Abiff. Lucifer es pues el Hilo de Ariadna que nos lleva hacia nuestro Dios Interior, que nos saca de este doloroso laberinto de la vida mediante el trabajo esotérico, una y otra vez hace pasar por la pantalla de nuestro entendimiento, nuestras propias concupiscencias, no son otras sino las nuestras; vencerlas, eliminarías, desintegrarlas, volverlas polvo, es lo indicado, así da cada vez más pasos y pasos avanzados, así vamos partiendo del centro del laberinto hacia la periferia para llegar un día hasta nuestro Dios. Esa es la
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