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de esas tierras; reflexionen ustedes en esto. Así Juan el apóstol de Jesús es el patrono de los Fabricantes de Oro.
Se dice que en alguna ocasión encontró en su camino de un pueblo por ahí, en el Oriente, a un filósofo que trataba de convencer a las gentes y demostrarles lo que él podía con la palabra y con el Verbo, pues dos jóvenes que habían escuchado sus enseñanzas, abandonaban sus riquezas, las vendían, y con ellas habían comprado un gran diamante; pusieron en presencia del honorable público el diamante y en manos del filósofo, éste se los regresó y luego con una piedra destruyeron la gema. Juan protestó diciendo: "Con tal gema se le podría dar de comer a los pobres". Dicen que ante las multitudes reconstruyó la gema, luego la vendió para dar de comer a las multitudes; mas los jóvenes arrepentidos protestaban y se dijeron a sí mismos: "¡Qué tontos fuimos en haber salido de todas nuestras riquezas para comprar un diamante que ahora se vuelve pedazos y luego lo reconstruyen para repartirlo entre las gentes!" Pero Juan que veía todas las cosas del cielo y de la tierra y sabía transmutar el plomo en oro, hizo traer de orillas del mar, por allí cerca, unas piedras y unas cañas (piedra símbolo de la Piedra Filosofal, el sexo, y la caña símbolo de la Espina Dorsal, pues allí está el poder para transmutar el plomo en oro) y después de convertir aquellas cañas y piedras en oro, les devolvió las riquezas a los jóvenes, pero les dijo: "Habéis perdido lo mejor, os devuelvo lo que disteis, pero perdisteis lo que habíais logrado en los mundos superiores". Luego, acercándose a una mujer que había muerto, la resucitó, ella entonces contó lo que había visto fuera del cuerpo y también
se dirigió a aquellos jóvenes diciendo que había visto sus ángeles guardianes llorando y en grande amargura, porque ellos habían perdido lo mejor, por las vanas cosas perecederas, Es claro que los jóvenes se arrepintieron, devolvieron el oro a Juan y Juan volvió a trocar ese oro en lo que era, cañas y piedras; se convirtieron en sus discípulos.
Así pues, Juan y la Orden de San Juan nos invita a pensar; Juan es patrono de los que hacen Oro. Nosotros necesitamos transmutar el plomo de la personalidad en el oro vivísimo del Espíritu, por algo es que se llama a los grandes Maestros de la Logia Blanca: "Hermanos de la Orden de San Juan".
Muchos creen que Juan el apóstol del Maestro Jesús, desencarnó, mas él no desencarnó; viejas tradiciones dicen que hizo cavar su fosa sepulcral, se acostó en ella, resplandeció en Luz y desapareció, la fosa quedó vacía. Nosotros sabemos que Juan, el apóstol de Cristo, vive con el mismo cuerpo que tuvo en la Tierra Santa y que vive precisamente en Agarta, en el reino subterráneo, allí donde está la Orden de Melquisedec, y acompaña al Rey del Mundo; vean ustedes cuán interesante es. Entrando pues en el Magisterio del Fuego, debemos definir algo para aclarar; se hace necesario, como les digo a Uds., transmutar el esperma sagrado en energía; cuando esto se logra, deviene el fuego que sube por la espina dorsal y comienza a realizarse la Gran Obra. Necesitamos crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, mas eso no es suficiente, es necesario, es indispensable, es urgente, recubrir esos vehículos después con las distintas partes del Ser; mas para recubrirlos hay que
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