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ella a pedirle carta de divorcio? Sólo por motivo de fornicación o adulterio es lícito, es permisible.
P: ¿Si hay un mutuo acuerdo, es decir, si la pareja esa decide: no nos complementamos, no somos complemento sexual, o lo que sea?
Bueno. Esa es ley moderna. Sólo cuando hay adulterio se puede dar carta de divorcio. Pero aquello de que no se entienden, como he visto por ahí avisos. He visto anuncios muy curiosos: una mujer se divorció del hombre por un solo motivo: porque el hombre roncaba mucho; por eso, porque al dormir roncaba demasiado. Detallitos insignificantes sirven hoy en la vida moderna para el divorcio. Total que, en vista de eso debemos ser recursivos. Muchas me escriben a mí diciendo, muchas mujeres, que el marido de ellas no les da, que sí les da, que las golpea, que no las golpea, cincuenta mil cosas por el estilo. Muchos hombres me dicen que esa mujer no la pueden querer ya porque es de mal genio o porque les pelea mucho, porque no le sirve la comida, en fin, muchas cosas.
¿Ustedes creen, mis estimados Hermanos, que esas gentes están aprovechando el tiempo? Entiendo que están aprovechando mal el tiempo, pues en la vida práctica es el gimnasio psicológico donde nosotros debemos auto-descubrirnos. Un hombre que se queja de su mujer, siendo gnóstico, de que su mujer tiene mal carácter, se queja de los defectos de ella en general, ¿creen ustedes que está preparado para la Autorrealización Íntima del Ser? Al
contrario. Mientras más difícil es el ambiente de hogar, especialmente, mejor es como gimnasio psicológico.
Es precisamente en medio de las dificultades psicológicas donde nosotros podemos auto-descubrirnos.
¡Que bonito es el momento en que lo está Insultando a uno la mujer poner uno cuidado a ver qué parte del Ego está reaccionando!
A veces se hiere el amor propio, a veces el yo de la auto-importancia se siente molesto, a veces el yo del egoísmo blasfema y protesta.
Vale la pena ese gimnasio psicológico, es formidable; eso no debe ser motivo de divorcio. Ahora queda un problemita, es un problemazo: el del trabajo en sí en la Novena Esfera, la cuestión sexual. Hay mujeres que no quieren el trabajo en la Novena Esfera por nada de la vida, que lo odian. Eso es gravísimo, gravísimo, gravísimo, no quedaría sino una sola salida: trabajar con ese tipo de mujer sin hablarle de Gnosis jamás ni de Alquimia, pues no quiere oír hablar sobre eso, odia eso, para qué se le habla sobre eso, no tiene caso; no decirle una palabra. Tendrá que volverse el marido ahí una especie de artista, pues no quedaría más remedio, simular que esté en una conexión profana, hasta simular que ha derramado el Vaso de Hermes, sin derramarlo, claro está. Es decir, volverse un cómico durante el trabajo. Y si el caso es a la inversa, si se trata de que es el marido el que no quiere la Doctrina, que no quiere transmutar el fuego y la pobre mujer si quiere transmutar, pues tendrá que hacer lo mismo: volverse artista, llevarle la corriente al hombre, hacerle creer
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