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metáfora, que asimila objetos diversos, presupone la identidad de todas las cosas.
En las ciencias este proceso de unificación ha realizado un paso gigantesco. La astronomía, desde el tiempo de Galileo y de Newton, se ha convertido en una parte de la física. Riemann, el verdadero creador de la geometría no Euclidiana, ha reducido la geometría clásica a la física; las investigaciones de Nernst y de Max Boro han hecho de la química un capítulo de la física; y como Loeb ha reducido la biología a hechos químicos, es fácil deducir que incluso ésta no es, en el fondo, más que un párrafo de la física. Pero en la física existían, hasta hace poco tiempo, datos que parecían irreductibles, manifestaciones distintas de una entidad o de grupos de fenómenos. Como, por ejemplo, el tiempo y el espacio; la masa inerte y la masa pesada, esto es, sujeta a la gravitación; y los fenómenos eléctricos y los magnéticos, a su vez diversos de los de la luz. En estos últimos años estas manifestaciones se han desvanecido y estas distinciones han sido suprimidas. No solamente, como recordará, he demostrado que el espacio absoluto y el tiempo universal carecen de sentido, sino que he deducido que el espacio y el tiempo son aspectos indisolubles de una sola realidad. Desde hace mucho tiempo, Faraday había establecido la identidad de los fenómenos eléctricos y de los magnéticos, y más tarde, los experimentos de Maxwell y Lorenz han asimilado la luz del electromagnetismo. Permanecían, pues, opuestos, en la física moderna, sólo dos campos: El campo de la gravitación y el campo electromagnético. Pero he conseguido, finalmente, demostrar que también estos constituyen dos
aspectos de una realidad única. Es mi último descubrimiento: La teoría del campo unitario. Ahora, espacio, tiempo, materia, energía, luz, electricidad, inercia, gravitación, no son mas que nombres diversos de una misma homogénea actividad. Todas las ciencias se reducen a la física, y la física se puede ahora reducir a una sola fórmula. Esta fórmula, traducida al lenguaje vulgar, diría poco más o menos así: "Algo se mueve". Estas tres palabras son la síntesis última del pensamiento humano.
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