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Ya el sabio y científico alemán, Doctor Arnoldo Krumm Heller, había afirmado que un átomo es un trío de materia, energía y conciencia. La materia es la forma perceptible a través del microscopio, su constitución; la energía es la dinámica del movimiento; y la conciencia es la inteligencia oculta (no manifiesta al científico materialista) que guía tan sabia y matemáticamente el movimiento atómico. Si todo en la naturaleza está constituido en última síntesis por partículas atómicas y sub-atómicas, cualquier cuerpo tiene su conciencia atómica, sea este mineral, vegetal, animal, humano, etc.
Mas, dejemos que la investigación científica no desprovista de fundamentos místicos y filosóficos, nos hable al respecto.
"Nosotros, pues, declaramos (dice el Gran Sabio Fulcanelli en sus "Moradas Filosofales"), sin tomar partido que los grandes científicos de quienes hemos transcrito sus opiniones se equivocan cuando niegan la posibilidad de un resultado lucrativo de la transmutación. Ellos se engañan acerca de la constitución y las cualidades profundas de la materia, si bien piensan haber explorado todos sus misterios. Mas, ¡ay!, la complejidad de sus teorías, la acumulación de definiciones, creadas para explicar lo inexplicable, y sobre todo, la perniciosa influencia de una educación materialista, les impulsa a buscar cada vez más lejos, lo que en cambio está a sus puertas. Ellos son, en mayoría, matemáticos que han perdido en sencillez, en buen sentido, lo que han ganado en lógica humana, en rigurosidad numérica. Ellos sueñan aprisionar la naturaleza en una fórmula, de poner la vida
bajo fórmula de ecuaciones. Y así, en sucesivas desviaciones, llegan inconscientemente a alejarse de tal manera, de la simple verdad, que justifican las duras palabras del Evangelio: "Ellos tienen ojos para no ver y un intelecto para no entender".
¿Será posible atraer a estos hombres a una concepción menos complicada de las cosas, guiar a estos dispersos hacia la luz del espiritualismo que les falta? Nosotros lo intentaremos, y, ante todo, diremos a aquellos que consientan seguirnos, QUE NO SE PUEDE ESTUDIAR LA NATURALEZA FUERA DE SU ACTIVIDAD."
"El análisis de la molécula y del átomo, nada nos enseñan; es incapaz de resolver el problema más grande que un científico pueda proponerse: ¿Cuál es la esencia de esta dinámica invisible y misteriosa que anima la materia? En efecto ¿qué sabemos del movimiento? Ahora, aquí abajo, todo es vida y movimiento. La actividad vital, claramente manifestada en los animales y en los vegetales, no es menos vital en el reino mineral si bien exige más atención del observador. LOS METALES, EN EFECTO, SON CUERPOS VIVIENTES Y SENSIBLES y son testimonios de esto el termómetro de mercurio, las sales de plata, los fluoruros, etc. ¿Qué es la dilatación y la contracción, sino dos efectos del dinamismo metálico, dos manifestaciones de la vida mineral? Y aún, al filósofo no basta anotar el alargamiento de una barra de hierro sometida al calentamiento, sino que debe buscar cuál es la VOLUNTAD OCULTA que obliga al metal a alargarse. Se sabe que los metales, sometidos a la acción de
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