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la materia y la energía de manera que se produzca lo que los científicos contemporáneos llamarían un campo de fuerza. Este campo de fuerza, actúa sobre el observador y le coloca en una situación privilegiada frente al Universo. Desde este punto privilegiado tiene acceso a realidades que el espacio y el tiempo, la materia y la energía, suelen ocultarnos. Es lo que nosotros llamamos la Gran Obra."
Pero, ¿y la piedra filosofal? ¿Y la fabricación del oro?
"Esto no es más que aplicaciones, casos particulares. LO ESENCIAL NO ES LA TRANSMUTACIÓN DE LOS METALES, SINO LA DEL PROPIO EXPERIMENTADOR. ES UN SECRETO ANTIGUO QUE VARIOS HOMBRES ENCONTRARÁN TODOS LOS SIGLOS".
¿Y en qué se convierten entonces?
"Tal vez algún día lo sabrá".
"Mi amigo no vería nunca más a aquel hombre, que dejó un rastro imborrable bajo el nombre de Fulcanelli. Todo lo que sabemos de él es que sobrevivió a la guerra y desapareció completamente después de la Liberación. Todas las gestiones para encontrarlo fracasaron. Estas gestiones fueron bien reales, pues las llevó a cabo la comisión "Alsos", patrocinada por la CIA americana, que, después de 1945, tenía órdenes muy estrictas de encontrar a todos los que hubiesen tenido relación alguna con la ciencia atómica en Europa. Bergier fue llamado a declarar, pero no pudo proporcionar ninguna pista al comandante que lo interrogó. Este le permitió examinar el primer documento conocido sobre la utilización
militar del átomo. Jacques Bergier comprobó entonces que se había descrito perfectamente la pila atómica como "una estructuración geométrica de sustancias extremadamente puras" y que, por otra parte, ese mecanismo no requería la electricidad ni la técnica del vacío, tal como lo había predicho Fulcanelli. El informe acababa exponiendo la posibilidad de que se produjera una contaminación atmosférica susceptible a extenderse a todo el Planeta. Se comprende que tanto Bergier como los oficiales americanos desearan encontrar a un hombre cuya existencia era una prueba fehaciente de que la ciencia alquímica llevaba muchas décadas de ventaja a la ciencia oficial. Y si Fulcanelli ocupaba una posición tan ventajosa respecto a los conocimientos atómicos, también debería estar bien informado sobre muchos otros asuntos, y tal vez por eso fueran vanas todas las pesquisas".
Para reflexión de nuestros lectores, veamos a qué conclusión científica llegó uno de los más grandes sabios de la época, Einstein, según entrevista personal que Giovanni Papini consignara en su obra "GOG".
Einstein se ha resignado a recibirme porque le he hecho saber que le tenía reservada la suma de 100.000 marcos, con destino a la Universidad de Jerusalén (Monte Scopus).
Le encontrétocando el violín. Tiene en efecto, una verdadera cabeza de músico. Al verme, dejó el arco y comenzó a interrogarme.
—¿Es usted matemático?
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