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entera. La liberación de la energía nuclear es más fácil de lo que piensa. Y la radiactividad superficial producida puede envenenar la atmósfera del Planeta en algunos años. Además, pueden fabricarse explosivos atómicos con algunos gramos de metal y arrasar ciudades enteras. Se lo digo claramente: los alquimistas lo saben desde hace mucho tiempo".
"Bergier se dispuso a interrumpirle, protestando. ¡Los alquimistas y la física moderna! Iba a prorrumpir en sarcasmos, cuando el otro lo atajó:"
"Ya sé lo que va a decirme: los alquimistas no conocían la estructura del núcleo, no conocían la electricidad, no tenían ningún medio de detección. No pudieron, pues, realizar ninguna transmutación, no pudieron, pues, liberar jamás la energía nuclear. No intentaré demostrarle lo que voy a decirle ahora, pero le ruego que lo repita a Monsieur Helbronner: bastan ciertas disposiciones geométricas de materiales extremadamente puros para desencadenar las fuerzas atómicas, sin necesidad de utilizar la electricidad o la técnica del vacío. Y ahora me limitaré a leerle unas breves líneas"
"El hombre tomó de encima de su escritorio la obra de Fréderic Soddy, L'interprétation du Radium, la abrió y leyó:"
"Pienso que existieron en el pasado civilizaciones que conocieron la energía del átomo y que fueron totalmente destruidas por el mal uso de esta energía".
"Después prosiguió:"
"Le ruego que admita que algunas técnicas parciales han sobrevivido. Le pido también que reflexione sobre el hecho de que los alquimistas mezclaban preocupaciones morales y religiosas con sus experimentos, mientras que la Física moderna nació en el siglo XVIII de la diversión de algunos señores y de algunos ricos libertinos. CIENCIA SIN CONCIENCIA..."
He creído que hacía bien advirtiendo a algunos investigadores, aquí y allá, pero no tengo la menor esperanza de que mi advertencia fructifique. Por lo demás, no necesito la esperanza.
Bergier se permitió hacer una pregunta:
"— Si usted mismo es alquimista, señor, no puedo creer que emplee su tiempo en el intento de fabricar oro, como Dunikovski o el doctor Miethe. Desde hace un año, estoy tratando de documentarme sobre la alquimia y sólo he tropezado con charlatanes o con interpretaciones que me parecen fantásticas. ¿Podría usted, señor, decirme en qué consisten sus investigaciones?"
"— Me pide usted que resuma en cuatro minutos cuatro mil años de filosofía y los esfuerzos de toda mi vida. Me pide, además, que le traduzca en lenguaje claro conceptos que no admiten el lenguaje claro. Puedo, no obstante, decirle esto: no ignora usted que, en la Ciencia Oficial hoy en progreso, el papel del observador es cada vez más importante. La relatividad, el principio de incertidumbre, muestran hasta qué punto interviene hoy el observador en los fenómenos. El secreto de la alquimia es éste: existe un medio de manipular
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