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Conocer que allí residen los átomos alquimistas de la Gran Obra, es INDISPENSABLE para tomar conciencia de la enorme responsabilidad que tenemos con nuestra simiente y de la urgente necesidad de conocer las LEYES DIVINALES ATÓMICAS que dirigen los procesos alquímicos.
No podría, pues, un monstruo experimentador de la ciencia materialista, lograr masivamente y en armonía, sin violencia, someter las Leyes Divinales Atómicas a sus caprichos de laboratorio "Ciencia sin Conciencia..."
En el esperma sagrado hay átomos divinales muy elevados:
En los libros sagrados del oriente, entre otros, existen unos que se conocen con el nombre de "upanishads". En el "Brihadaranyaka Upanishad", impreso en la Universidad de Oxford, en la página 136, volumen 1, se puede leer lo siguiente:
"Aquel que mora en el Semen y dentro del Semen, que el Semen no conoce, cuyo cuerpo es el Semen, que el Semen no conoce, cuyo cuerpo es el Semen y que gobierna desde el interior al Semen, este es el SÍ, el dominador interior, el inmortal; Invisible, mas vidente; Inaudible, mas oyente; Imperceptible, mas perceptor; Ignoto, mas conocedor. No hay otro vidente fuera de él, no hay otro oyente fuera de él, no hay otro perceptor fuera de él. Este es tu SÍ, el soberano interior, el inmortal. Todo el resto es mal".
El Fuego del Espíritu Santo tiene como habitáculo al Agua del Esperma Sagrado. Es por esta razón que en "El
Evangelio Gnóstico de Felipe" de los textos de Nag-Hammadi, está escrito: "Semen del Espíritu Santo".
Es de vital importancia que el Alquimista comprenda que no se debe derramar ni tan siquiera una gota del esperma sagrado, como lo muestra el "Mutus Liber" (en una edición antigua) en la Plancha No. 14 al final aparece Perrenelle (esposa de Nicolás Flamel) indicando que si el mercurio cae fuera del recipiente, es decir si se eyacula, no se obtiene la unidad indicada en la Plancha por su esposo, sino los cuernos (símbolo de impureza y obra demoníaca) indicados por el gesto de Perrenelle.
Se sabe perfectamente que uno de los términos con que se denomina a la materia prima es el de "Antimonio". Viene muy a propósito de gran interés lo que Basilio Valentín, en su "Carroza Triunfal del Antimonio" expresa referente a éste, Veamos:
"Sepa, pues, el lector, que todas las cosas tienen en sí mismas el Espíritu operante y vivificante, el cual mora en los cuerpos, los nutre y conserva. Los espíritus no faltan de los elementos, que en ellos viven por la voluntad de Dios, sean buenos o malos. Los hombres y los otros animales tienen en sí el espíritu vivo y operante, el cual yéndose, quedan cadáveres aquellos. Las hierbas y las plantas contienen en sí el espíritu de salud, de otra manera serían inútiles al uso médico o a su preparación. Así también, los metales y los minerales llevan consigo su impalpable espíritu, los que contienen toda potencia y virtud de aquellos, porque sin el espíritu la cosa es muerta y no muestra en sí ninguna operación vivificante.
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