Page 78 - LA PIEDRA FILOSOFAL.pdf
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De manera que se necesita crear en nosotros el Arché, dentro de nosotros. El Arché es Sal, más Azufre, más Mercurio. Tanto arriba como abajo. Creando el Arché es que aquí vienen a cristalizar tanto el Físico como el Astral. El Mental como el Causal. Con el tercer Mercurio, que es el Arché, es con el que se fabrican los cuerpos solares. Nosotros los estudiamos bajo el punto de vista alquimista, a la luz del ocultismo para llegar a comprenderlo mejor.
El que ha fabricado los cuerpos, tiene después que perfeccionarlos. Para que esos cuerpos se perfeccionen, se necesita forzosamente eliminar el mercurio seco que no es otra cosa que los yoes, si uno no elimina los yoes, los cuerpos existenciales no se perfeccionan y los cuerpos que no se perfeccionan no pueden ser recubiertos por las distintas partes del Ser. Para que los cuerpos puedan ser recubiertos por las distintas partes del Ser, deben perfeccionarse, convertirse en vehículos de oro puro. Pero, no podrían esos vehículos convertirse en instrumentos de oro puro si no se eliminaran el mercurio seco y el azufre arsenicado. ¿Cuál es el mercurio seco? Los Yoes.
¿Cuál es el azufre arsenicado? Pues el fuego carnal, bestial, de los infiernos atómicos del hombre. Ese fuego corresponde al abominable órgano Kundartiguador.
Hay que eliminar el mercurio seco y el azufre arsenicado para que los cuerpos existenciales superiores del Ser, creados por el Arché de la Alquimia, puedan convertirse en vehículos de oro puro de la mejor calidad.
Esos vehículos de oro puro pueden ser recubiertos por las distintas partes del Ser, y allí, al fin, todos ellos, penetrándose y compenetrándose mutuamente sin interferirse, vienen a servir de envoltorio para nuestro Rey, nuestro Cristo íntimo. Él se levanta de su sepulcro en el instante que hay un envoltorio de esa clase y se recubre con ese envoltorio para manifestarse aquí, a través de los sentidos, y trabajar por la Humanidad doliente, así es como el Señor viene a la vida, surge a la existencia el Cristo Cósmico, o sea, el Magnés interior de la Alquimia.
¿Cuál es la Piedra Filosofal? La Piedra Filosofal es el Cristo íntimo vestido con sus cuerpos de oro. Esa envoltura de oro, formada por los cuerpos, es el To-Soma-Heliakon, el cuerpo de oro del Hombre solar. Cuando uno posee la Piedra Filosofal tiene poder entero sobre toda la Naturaleza. La Naturaleza le sabe obedecer, posee el Elixir de la larga Vida, puede conservar el cuerpo físico durante millones de años. De manera que ése es el camino, el camino está en la semilla y nada más.
Dentro del organismo humano suceden cosas interesantes. Como los cuerpos existenciales superiores del Ser no son otra cosa que Mercurio fecundado por el Azufre, en esos cuerpos de Mercurio, tiene que aparecer entonces el oro. Pero, ¿quién podría fijar los átomos de oro en el Mercurio? No podrían ser fijados sino con un artífice, que no es otra cosa que el famoso Antimonio, el Antimonio de la Alquimia. El antimonio, en realidad, no es un metal desconocido en Química, pero, en Alquimia, es una de las partes de nuestro Ser. Esa parte de
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