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placeres ni por las penas, sino que en medio de las preocupaciones familiares permanece incesantemente en el Amor de Dios, superando todas las pruebas que sobrevengan a causa de los hijos, de la mujer, de los servidores o de las posesiones. El que no tiene familia (es decir, el que no es casado -nota nuestra) resulta no ser probado en muchas cosas, y puesto que se preocupa sólo de sí mismo, resulta ser inferior al que se encuentra ciertamente en peores condiciones en lo que se refiere a su salvación, pero está en mejor disposición en las cosas de la vida, en la que procura mantener como una imagen en pequeño de aquella providencia verdadera de Dios". ("Stromata, VII, 12, 70.")
San Clemente de Alejandría escribe en El "Pedagogo" II, 10, 83 y siguientes:
"El matrimonio ha de tenerse por cosa legítima y bien establecida,... Pero no dice el Señor "entregaos al desenfreno", ni quiso que los hombres se entregaran al placer, como si hubieran nacido sólo para el coito. Oigamos la amonestación que nos hace el Pedadgogo por boca de Ezequiel, cuando grita:
"Circuncidad vuestra fornicación" (cf. Ezequiel 43, 9; 44, 7)... Nuestra vida estará toda ella de acuerdo con la razón si dominamos nuestros apetitos desde sus comienzos, y no matamos con perversos artificios lo que la Providencia Divina ha establecido para el linaje humano. (*) Porque hay quienes ocultan su fornicación utilizando drogas abortivas que llevan
a la muerte definitiva, siendo así causa no sólo de la destrucción del feto, sino de la del amor del género humano."
(* Según el Verdadero Método Gnóstico-Cristiano de la Verdadera Castidad Científica: El "Control de la Concepción y no de la Natalidad", como explicamos ampliamente en "Los Tres Factores de la Revolución de la Conciencia".)
Esos "perversos artificios", son también los anticonceptivos, los espermicidas, los preservativos, los abortos, etc.
La Sacralización del Acto Sexual entre un hombre y una mujer fue conocida y practicada por el Psicoanalista, Gnóstico, Alquimista y Kabalista C.G. Jung, y a la cual se refería Sigmund Freud como la Transmutación de la Libido Sexual.
Quienes hacen la Voluntad de Dios son los “Hijos de la Mujer”, la “Simiente Santa”.
La “Mujer” es la única que puede quebrantarle la cabeza a la serpiente tentadora del Edén y junto con Su “Simiente” o “Hijo” EL CRISTO INTERIOR, destruir a la simiente perversa de la serpiente tentadora.
Esta es la única posibilidad de Redención que Dios le señaló a la Humanidad desde el momento de la caída en el “Pecado Original”: ¡La Mujer y Su Linaje!
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